Abandonad toda esperanza

lunes, 30 de abril de 2007

El circo del Dr. Lao: Otra cosa

Desde que se publicara por vez primera en 1935, El circo del Dr. Lao de Charles G. Finney se ha venido convirtiendo poco a poco en un clásico de culto de la literatura fantástica; no se ha enfrentado con otras novelas del género como Drácula de Bram Stoker o El Señor de los Anillos de J. R. R. Tolkien, pues ha jugado a otro nivel: el de esos libros de los que muchos hablan pero no todos han leído, y cuyo prestigio va creciendo gracias a las enfebrecidas recomendaciones de quienes han experimentado el placer de perderse en sus deslumbrantes páginas.



Ahora, un servidor se suma incondicionalmente a la sociedad más o menos secreta de admiradores de este clásico del género, poco después de recuperarlo en su última e impecable edición española, publicada el año pasado por Berenice, y que cuenta con las fascinantes ilustraciones que Boris Artzybasheff realizó para la edición original, así como un breve pero revelador prólogo del escritor argentino afincado en Barcelona Rodrigo Fresán, excelso admirador de Finney, y un ilustrativo epílogo del traductor de la obra, Mario Jurado.

El argumento de El circo del Dr. Lao es sencillo de describir: en las primeras décadas del siglo XX, en un día de agosto, llega al pequeño pueblo de Abalone, Arizona, un misterioso circo dirigido por un igualmente enigmático oriental que responde al nombre de Lao, y que cuenta con un retablo de maravillas donde no faltan una quimera, un unicornio, un perro verde, una esfinge, un sátiro, una mujer lobo o un mago y adivino de facultades impresionantes. También cuentan con una extraña criatura peluda que a algunos ciudadanos de Abalone les parece un oso y a otros un hombre peludo. Para algunos, se trata sin duda de un ruso.



Ni que decir tiene que la presencia de esta parada de los monstruos (por usar el título español de Freaks, de Tod Browning, película con la que el libro de Finney está indudablemente emparentada) alterará las vidas de los habitantes de tan aburrida localidad... así como la percepción del lector: Finney se vale de la ambigüedad implícita en todo texto literario y en su capacidad de generar imágenes imprecisas en el imaginario del lector, que nunca sabe a ciencia cierta qué está viendo él y los ciudadanos de Abalone.

Por eso no es de extrañar que Las siete caras del Dr. Lao, la adaptación cinematográfica de 1964 dirigida por George Pal y protagonizada por Tony Randall, fuese un estrepitoso fracaso: el séptimo arte es demasiado explícito y unívoco para un texto de las características de la novela de Finney.



El libro, que se devora con ansia, concluye con el ya célebre "El catálogo", un colofón donde Finney, a medio camino entre las relaciones imposibles de Jorge Luis Borges, las clasificaciones marcianas de Georges Perec y el Diccionario del Diablo de Ambrose Bierce, enuncia en veinte desternillantes e inquietantes páginas todo el elenco de personajes, cotidianos y mitológicos, así como de ciudades, materiales e incluso dudas que van surgiendo en las páginas previas de su novela. Se trata de una relación que bebe de la literatura del absurdo, y que como el mismo libro reza, se trata de una explicación de lo obvio que ha de ser leída para ser apreciada... porque de obvio, como todo El circo del Dr. Lao, tiene poco.



Y es que, como bien afirma Fresán en el citado prólogo, ante la duda de si la criatura peluda es un oso, un ruso, u otra cosa, el lector de El circo del Dr. Lao sospecha inevitablemente que se trata de, precisamente, otra cosa. Como la misma novela de Finney: otra cosa... imprescindible en cualquier biblioteca que se precie.


El circo del Dr. Lao
Charles G. Finney
Córdoba, Berenice, 2006
160 pp. - 15 €

viernes, 27 de abril de 2007

El trailer del viernes: 28 weeks later

28 días después, dirigida por Danny Boyle, fue la película que se adelantó a la espléndida Amanecer de los muertos de Zack Snyder, La tierra de los muertos vivientes del veterano George A. Romero o la más desconocida Severed a la hora de revitalizar el subgénero del cine de zombis.

Unos años después nos llega la secuela, 28 weeks later, dirigida por un español, Juan Carlos Fresnadillo, que sorprendió gratamente con su debut en el largo: Intacto. Curiosamente, participan en el film actores que han trabajado con Boyle, como Rose Byrne (Sunshine) o Robert Carlyle (Trainspotting).

Podéis ver el trailer en la web oficial del film:

28 weeks later

Dios

Sobre su existencia o no versan las entrevistas recogidas en ¿Crees en Dios?, libro firmado por el profesor universitario Antonio Monda.

Sobre esta obra y las personalidades que habitan en sus páginas, la mayoría escritores relevantes de las letras contemporáneas, hablamos en la columna de Abandonad toda esperanza de hoy.

Podéis leerla aquí:

La Gran Pregunta

jueves, 26 de abril de 2007

Christophe Blain en Madrid

Hace un tiempo hablamos de Heracles, el primer volumen de la serie Sócrates el semi-perro, un estupendo cómic escrito por el prolífico Joann Sfar e ilustrado por Christophe Blain.



Precisamente Blain estará hoy a las 19.00 horas en Fnac de Callao (Madrid), en el Auditorio de la 3.ª planta, firmando ejemplares de su obra. Una ocasión inmejorable para acercarse a este autor.

Gregory Dark: Eros y Tánatos

"Ocho adolescentes. Un fin de semana. Un asesino en serie". Esta es una de las frases promocionales de See no evil, a estrenarse en España en breve como Los ojos del mal. Como imaginarán, no es precisamente el no va más de la novedad en el género, y se limita a seguir la estela del éxito de Saw, que ha creado una larga lista de imitaciones y secuelas apócrifas, que van desde lo simplemente aceptable (véase Turistas) a lo decididamente mediocre (como Are you scared?), y donde sólo la reivindicable Hostel ha logrado brillar con algo de personalidad propia.



Pero el film ha recibido algo más de atención de lo normal, al menos desde la crítica más especializada en el cine de género, bizarro y de serie B o Z, debido a que su director, Gregory Dark, proviene del mundo del cine X y debuta con este film en el campo del largometraje de temática y difusión convencionales.



Conocido también como Alexander Gregory Hippolyte cuando filma subproductos eróticos sofcore de diseño para el mercado doméstico o televisión por cable, Dark ha firmado películas hardcore en las célebres series New Wave Hookers y The Devil in Miss Jones, y ha dirigido a las más excelsas estrellas del gremio: Traci Lords, Ginger Lynn, Jeanna Fine, Chasey Lain, Misty Rain, la malograda Savannah o las estrellas masculinas Rocco Siffredi y Ron Jeremy se han puesto a su servicio delante de las cámaras.



Por más que Dark cuente con un prestigio merecido en el ámbito del cine para adultos, See no evil no aporta nada nuevo al género de terror. Su protagonista, un psicópata llamado Jacob Goodnight, y del que supongo la productora preparará franquicia si los resultados comerciales son considerables, está interpretado por Glen Jacobs, alias Kane, luchador de lucha libre. Así pues, su registro interpretativo es el esperable, aunque por otro lado no se le pide más que acosar y liquidar sistemáticamente a buena parte de los protagonistas.



De esta forma, See no evil no pasa de proporcionar hora y media de entretenimiento al fan fatal del subgénero. Pero que nadie espere de Dark la panacea que saque al mismo de la imitación retroalimentaria en la que está sumido.

[Fotografía 4.ª: Kane y Gregory Dark.]

miércoles, 25 de abril de 2007

Las Tortugas Ninja:... y Jack Kirby

Norma Editorial prosigue, al igual que lleva haciendo con Concrete y Strangers in Paradise, con la recuperación de Las Tortugas Ninja de Kevin Eastman y Peter Laird, cuyo primer volumen ya comentamos aquí.



Lo que comentamos entonces sirve para este segundo volumen, donde volvemos a encontrarnos no solo con los cuatro protagonistas, sino también con Splinter, su mentor; April O’Neill, la periodista; Casey Jones, el vigilante callejero... y Schredder, el villano de la serie, que vuelve de nuevo a atormentar a los protagonistas.



A destacar particularmente en este volumen un episodio donde los autores homenajean explícitamente a Jack Kirby, uno de los padres (junto con Stan Lee o Steve Ditko) del cómic de superhéroes moderno. A través de la figura de Kirby, vecino de April e ilustrador, se destaca el poder del dibujante como fabulador y creador de mundos y mitos, con un grafismo que recuerda al trabajo del veterano ilustrador en obras como El cuarto mundo.



En cuanto al dibujo, en este volumen es más irregular que en el anterior, presentando algún episodio menos conseguido que el resto, si bien el balance general es positivo.

Así pues, este segundo volumen, de seis que constará la colección, recupera la aventura fresca y sin prejuicios del anterior, y supone un digno producto de entretenimiento, muy superior a todas las infantiloides versiones posteriores.

Título: TNMT (Las Tortugas Ninja) n.º 2
Autores: Kevin Eastman & Peter Laird et alii (guión y dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: marzo de 2007
232 páginas (b/n) - 15 €

¿Crees en Dios?: La madre de todas las preguntas

Bajo el título de ¿Crees en Dios?, el profesor Antonio Monda ha recogido sus conversaciones acerca de la existencia o no de Dios y otras cuestiones religiosas con intelectuales destacados del siglo XX.



El libro, subtitulado "Conversaciones sobre Dios y la religión" y editado aquí por El Tercer Nombre, recoge dieciocho entrevistas con otros tantos artistas, no todos norteamericanos de nacimiento, pero sí al menos de adopción. Los entrevistados son: Paul Auster, Saul Bellow, Michael Cunningham, Nathan Englander, Jane Fonda, Richard Ford, Paula Fox, Jonathan Franzen, Spike Lee, Daniel Libeskind, David Lynch, Toni Morrison, Grace Paley, Salman Rushdie, Arthur Schlesinger Jr, Martin Scorsese, Derek Walcott y Eli Wiesel.



El grueso de los entrevistados lo forman los escritores: del veterano Saul Bellow (hoy ya fallecido) al más joven Nathan Englander, pasando por Richard Ford o el polémico Salman Rushdie, todos ellos dialogan con Monda sobre la presencia o ausencia de Dios en su vida cotidiana y espiritual primero, y en su obra después. En este grupo hay que señalar la presencia de algunos premios Nobel de Literatura, como el mencionado Bellow, Toni Morrison o Derek Walcott, y de otros que no lo son pero que tienen números para serlo con el paso del tiempo, como Richard Ford o Paul Auster.



Del mundo del cine Monda, que ejerce de profesor de dirección cinematográfica en la Universidad de Nueva York, ha elegido a tres directores y a una actriz, Jane Fonda, esta última también por su público posicionamiento político y social. Los tres primeros son Spike Lee, David Lynch y Martin Scorsese. A nadie extrañará la presencia de un cineasta católico como Scorsese, que ha tratado la religión en su cine, de forma tangencial (los mafiosos de Malas calles, por ejemplo) o directamente explícita en La última tentación de Cristo y Kundun. A simple vista resulta más chocante la presencia de los directores de Haz lo que debas y Terciopelo azul, si bien Lynch siempre ha demostrado ser un artista, si no católico, sí muy espiritual.



El posicionamiento de Monda es el de un católico, apostólico y romano, como él mismo se define en más de una ocasión, si bien se acerca siempre a sus interlocutores desde el respeto y la voluntad de diálogo: no intenta convencer al otro (y, por extensión, al lector) si este no comparte sus opiniones, aunque no elude la participación activa en la conversación.



A lo largo de las páginas de ¿Crees en Dios?, el lector se encuentra con la fe inquebrantable de Saul Bellow o Derek Walcott, si bien el agnosticismo con matices o el ateísmo (visto en Auster, Ford o Rushdie) es quizás la opción que predomina.



Ni qué decir tiene que la lectura del libro no supondrá, seguramente, ningún cambio en la formación religiosa o ética de ningún lector, pero sí le servirá para conocer de primera mano cómo ven asunto tan personal y delicado algunos nombres clave de la literatura y el cine norteamericanos del pasado siglo.

¿Crees en Dios?
Antonio Monda
Madrid, El Tercer Nombre, 2007
160 pp. - 14 €


[Enlace recomendado: Avance editorial en la web de El Tercer Nombre.]

[Fotografías: Grace Paley, Richard Ford, Martin Scorsese, Saul Bellow, Salman Rushdie.]

martes, 24 de abril de 2007

Corre hombre, corre: De ratones y hombres

Como suele decirse, nadie es profeta en su tierra. El novelista norteamericano Chester Himes y el ilustrador español Florenci Clavé son dos buenos ejemplos.



El primero, autor de novelas como Por el amor de Imabelle o Por el pasado llorarás (esta última autobiográfica y basada en su etapa como recluso en prisión), considerado como uno de los grandes de la novela negra del siglo XX, terminó sus días en Moraira y Benissa, pequeñas localidades alicantinas, en compañía de su mujer Lesley. El segundo, tenido en cuenta hoy como un nombre a (re)descubrir en la historia del tebeo español, tuvo una fructífera carrera como dibujante de cómics en Francia, hasta su prematura muerte en 1998.



Ambos nombres se unen en Corre hombre, corre, adaptación de la novela homónima de Himes escrita e ilustrada por Clavé, y que ahora recupera Glénat en su fundamental colección Viñetas Negras, dedicada al género criminal. Este es el segundo álbum autóctono de la serie, tras la adaptación de El sueño eterno de Raymond Chandler llevada a cabo por Andreu Martín y Luis Bermejo.

La historia de Corre hombre, corre arranca con una figura arquetípica del género: el policía perdedor. Matt Walker, borracho a las cinco de la mañana, no encuentra su coche, y está convencido de que unos negros se lo han robado. Por accidente mata a uno de ellos, y tiene que eliminar a otros porque está convencido de que nadie le iba a creer. Pero una de sus víctimas, Jimmy, consigue sobrevivir.



Como imaginará el lector, Jimmy se convierte a partir de entonces en la presa a cazar por parte de Walker, y por lo tanto en el otro gran protagonista de la obra, en cuyas páginas Himes denuncia un racismo (no se olvide que el novelista era de raza negra) que no solo afecta a los negros, sino también a los rusos (tildados por aquel entonces de comunistas peligrosos para el status quo de la nación norteamericana).



Clavé realiza aquí una adaptación modélica, que se lee con fruición, y que cuenta con un ritmo casi cinematográfico una historia de caza del gato y el ratón. Un clásico reciente de nuestra historieta, que merece la pena leerse. Ahora solo queda que Glénat se anime a publicar también la adaptación que el artista barcelonés hizo de otro incunable del género: El cartero siempre llama dos veces de James M. Cain.


Título: Corre hombre, corre
Autor: Florenci Clavé (guión y dibujo; según la novela de Chester Himes)
Editorial: Glénat
Fecha de edición: diciembre de 2006
68 páginas (b/n) – 12,95 €


[Fotografía: Chester Himes y su esposa Lesley, en 1965.]

Cinco personajes en busca de una identidad

A simple vista, una película como Unknown (estrenada en España el año pasado en Sitges, y vista luego en salas comerciales a finales de año como Mentes en blanco) pasa por ser un remedo de otros films, como Reservoir Dogs, Saw y Memento. Del debut de Tarantino toma al grupo de personajes masculinos enfrentados en un espacio pequeño; de la exitosa cinta de terror de James Wan coge la idea de los individuos que despiertan sin recordar nada acerca de ellos y de sus circunstancias; y del espléndido film neonoir de Christopher Nolan rescata las reflexiones sobre la memoria, acentuadas aquí por la presencia de dos actores que trabajaron en aquella, como Joe Pantoliano o Mark Boone Junior.



Y es que Unknown arranca con el sucesivo despertar de cinco individuos en una nave industrial. Ninguno de ellos parece recordar quién es y cómo ha llegado allí. Lo que está claro es que allí ha sucedido algún acto de violencia: uno está esposado a una barandilla; otro atado a una silla; el resto se encuentran magullados, e incluso uno tiene rota la nariz.



Mientras el espectador asiste al enfrentamiento entre estos personajes, también es testigo del pago de un rescate, una operación policial y la fuga de los criminales con el dinero. Es obvio que ambas tramas están ligadas, por lo que no resulta difícil sospechar que de los cinco individuos protagonistas, algunos son secuestradores y otros secuestrados. Pero... ¿quién es quién?



A pesar de lo dicho en el primer párrafo, Unknown presenta un claro interés añadido al de, simplemente, descubrir quién es quién y ver cómo acabará todo: vista de cierta forma, puede entenderse casi como un documental sobre el diseño de personajes de ficción, y ya dentro del lenguaje cinematográfico, como un trabajo sobre la construcción de personajes a partir del guión y de, sobre todo, el trabajo de los intérpretes. Ver cómo intentan definirse a sí mismos a partir de su instinto, y cómo este se ve modificado más o menos por el regreso de la memoria, es uno de los aspectos más interesantes de la cinta, subrayado al final por el doble final de la misma. Y es que como afirma uno de los personajes del film, no importa realmente quiénes sean, sino que se definirán por su modo de comportarse a la hora de salir del embrollo.



El atractivo reparto del film cuenta con Jim Caviezel (La Pasión de Cristo), Barry Pepper (Banderas de nuestros padres), Greg Kinnear (Pequeña Miss Sunshine), Jeremy Sisto (A dos metros bajo tierra) y el citado Joe Pantoliano (Matrix) como los cinco protagonistas, a los que acompañan Bridget Moynahan (El Señor de la Guerra) como la esposa de uno de ellos, Peter Stormare (Constantine) como el jefe de los criminales, y los televisivos David Selby (Falcon Crest) y Chris Mulkey (Twin Peaks) como dos de los policías.



Igualmente, Unknown supuso el sólido debut tanto de su director, Simon Brand, como de su guionista, Matthew Waynee, en el terreno del largometraje. Del primero se ha anunciado ya que está concluyendo su siguiente trabajo, una adaptación del libro Paraíso Travel de Jorge Franco Ramos (Rosario Tijeras), protagonizada por John Leguizamo. Seguiremos atentos, pues de momento Brand ha demostrado oficio suficiente como para convertirse en un digno artesano de thrillers, si bien seguramente su talento brillará cuando trabaje con guiones y actores tan competentes como en este caso.

lunes, 23 de abril de 2007

El Día del Libro... ¿y del Tebeo?



Tan simple como eso.

¿Alguna recomendación por nuestra parte? Desde luego: cinco obras de Charles Burns, Daniel Clowes, Warren Ellis, Carlos Giménez y Alan Moore. Las cinco imprescindibles del Saló. Buena lectura.

domingo, 22 de abril de 2007

El buen pastor: Cosas de mayores

Más de diez años después de debutar como director con la competente Una historia del Bronx, el actor Robert De Niro ha vuelto a ponerse tras las cámaras para filmar El buen pastor, crónica del nacimiento de la CIA, la organización de Inteligencia de los Estados Unidos de América.



El guión de El buen pastor llevaba años pululando por las oficinas de Hollywood: obra de Eric Roth (Munich), es un libreto que se caracteriza por una lógica complejidad que lo aleja de la mayoría de producciones del Hollywood actual. En un principio, el proyecto iba a filmarlo Francis Ford Coppola (que finalmente sigue firmando como co-productor), si bien fue el veterano John Frankenheimer quien más se dedicó a la preparación del film contando con De Niro como uno de los protagonistas. Pero su fallecimiento truncó el proyecto, y el propio actor ha acabado encargándose de dirigirlo.



Si en Una historia del Bronx De Niro parecía demostrar haber aprendido de uno de sus mentores y amigos, Martin Scorsese (que lo ha dirigido en numerosas ocasiones, destacando Taxi Driver, Toro salvaje, Uno de los nuestros y Casino), aquí es Coppola (que lo dirigió en El Padrino II, cinta que le supuso la primera estatuilla al intérprete) y algunas de sus películas (la trilogía de la Mafia, pero también Tucker: un hombre y su sueño) la referencia clave.



A través de la figura de Edward Wilson, que interpreta un comedido y ajustado Matt Damon, De Niro retrata el nacimiento de la CIA, desde sus orígenes en la década de los 40 hasta los conflictivos años 60, con la invasión de Bahía de Cochinos y la resistencia del ejército cubano, y de cómo el desarrollo de este trabajo repercute en la vida privada de los espías, que carece de todo el glamour que difundieron en su día las novelas y las películas del James Bond de Ian Fleming.



Así, encargarse de esas cosas de mayores (como las llama Wilson cuando su hijo requiere su atención) obliga al protagonista a elegir entre su familia y su país, optando por esto último... si bien desde su punto de vista el proteger a la primera pasa por defender al segundo.



El reparto de la película es magnífico, y cuenta con nombres de la talla de Angelina Jolie, Billy Cudrup, John Turturro, unos episódicos Timothy Hutton y Joe Pesci, así como el propio De Niro. No obstante, hay que destacar el impecable oficio del siempre excelente William Hurt como superior de Damon, el cada vez mejor Alec Baldwin como agente del FBI confidente del anterior, y muy especialmente a Michael Gambon como profesor universitario y agente del Servicio de Inteligencia Británico.



El resultado final es una película sobria, antiépica, fría como el empeño profesional de sus protagonistas, pero en cuyo corazón late la cálida sensación de una humanidad herida por su patriotismo. Una cinta espléndida, adulta, que hay que ver y revisar con atención, y que es también, como el trabajo de contraespionaje de Wilson, una cosa de mayores, por lo que no será del agrado de la media de los espectadores, cada vez más alienada y acomodada en las historias de siempre.

sábado, 21 de abril de 2007

Promethea: El fulgor sagrado de la imaginación

Paradójicamente, ha sido el guionista Alan Moore, culpable en buena medida de la mayoría de edad del cómic mainstream gracias a V de Vendetta y, particularmente, Watchmen, quien ha pretendido devolver, con su línea de publicaciones ABC Comics, la inocencia y el candor pulp al tebeo.



Esto quedó bien patente en Tom Strong, el primer lanzamiento de Norma Editorial en su línea de publicación de estas historietas, y que ya comentamos aquí. Ahora, con Promethea, Moore va un paso más allá, pues se trata de una obra bastante más ambiciosa (sin que ello signifique, todo lo contrario, que Tom Strong sea un producto mediocre).

La acción de Promethea se desarrolla en un 1999 alternativo, en una Nueva York donde la Policía va en platillos volantes y el alcalde tiene trastorno de personalidad múltiple. En ese marco, una universitaria, Sophie Bangs, está preparando un trabajo sobre Promethea, un oscuro personaje que apareció por vez primera en un poema del siglo XIX, y que después fue recuperado por escritores pulp de Amazing Stories y por varios guionistas de cómics. Lo que Sophie desconoce es que ella misma va a acabar convirtiéndose en Promethea...



Y es que Moore, en esta serie, ha desarrollado la idea de que la imaginación colectiva forma parte de un mundo paralelo, el de la Inmateria, siendo el plano de este más cercano al nuestro: esto es, es algo a lo que todos tenemos acceso (unos más que otros, obvia decirlo) mediante nuestra capacidad de imaginar y, yendo un paso más allá, de fabular.

Por todo ello, Promethea supone el triunfo absoluto de la imaginación desbordada del genio de Northampton, al que aquí se le permite casi todo, y en cuyas páginas ya adelanta algunos conceptos que luego Bill Willingham exploraría en sus aplaudidas Fábulas para Vertigo de DC.



Por si esto fuera poco, el arte de Promethea, obra de J. H. Williams III, es espectacular, poniéndose al servicio de los guiones de Moore, siempre detallistas hasta la extenuación: de ahí la belleza de la composición de las páginas, con marcos que recuerdan a algo que ya utilizó Moore hace más de veinte años, en las páginas de La Cosa del Pantano.

Simplemente nos queda añadir que la edición de Norma Editorial, como ya ocurrió con Tom Strong y ha vuelto a suceder con Top 10 (el nuevo tomo de ABC Comics de la mano de esta casa), es exquisita. Todo ello hacen de este primer volumen de Promethea, que recopila los seis primeros números de la serie original, una adquisición muy recomendable. Y si eres fan de Alan Moore o de la mitología aplicada al noveno arte, es directamente imprescindible.


Título: Promethea (vol. 1)
Autores: Alan Moore (guión) / J. H. Williams III (dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: febrero de 2007
176 páginas (color) - 15 €

viernes, 20 de abril de 2007

El trailer del viernes: Fay Grim

Durante algún tiempo Hal Hartley fue el niño mimado de los festivales y del público cinéfilo más selecto. Pero en los últimos años sus películas se han estrenado erráticamente, y en España no hemos visto algunas.

Para un servidor, teniendo en cuenta que films de Hartley como Trust (Confía en mí) o Simple men son de mis favoritos de los primeros años 90, es de esperar que esto cambie con Fay Grim, película donde la musa del cine indie Parker Posey (vista también en blockbusters como Blade III o Superman returns) retoma su personaje de la película de Hartley Henry Fool.

Podéis ver el trailer aquí:

Fay Grim

Homunculus: La droga perfecta

The perfect drug. Como la canción de Trent Reznor (Nine Inch Nails) que usó David Lynch en Carretera perdida: así se va definiendo Homunculus, el espléndido manga para adultos escrito y dibujado por Hideo Yamamoto.




Acaba de aparecer el volumen 6, y en sus páginas Yamamoto vuelve a dilatar el tiempo como sólo algunos mangakas saben hacerlo. Bien es cierto que es un rasgo común a varios autores y géneros (quien busque una lección acelerada de este recurso, que no se pierda el último tomo, el n.º 15, de la edición española del entretenido Battle Royale), pero Yamamoto consigue aquí una sensación de atemporalidad que solo está al alcance de algunos elegidos.

El volumen empieza allá donde terminó el anterior: con Nakoshi y la chica de arena dentro del coche frente a la casa de ella. El encuentro entre ambos se consuma, y las referencias cinematográficas se disparan: si en nuestra anterior reseña hablábamos del cine de David Cronenberg o de Shinya Tsukamoto, ahora surgen los nombres de Darren Aronofsky (Pi, Réquiem por un sueño) y del mentado Lynch (Cabeza borradora).



Por si esto fuera poco, y una vez ambos protagonistas se separan, Nakoshi experimenta una sensación de renacimiento, de purgación, y se vuelve a encontrar con su pasado como hombre de negocios, así como con los vagabundos que viven en el parque donde empezó su odisea. A este respecto, las reflexiones del homeless acerca de su infancia, de su inocente observación de los mendigos, cuando es en eso en lo que él mismo ha acabado convirtiéndose, y de cómo todo ello se proyecta en la figura del propio Nakoshi, enriquecen el volumen considerablemente.



Homunculus es una historia que, para algunos, no evolucionará lo necesario en cada una de sus entregas, pero un servidor se confiesa rendido adicto a los efluvios de esta fascinante obra sobre la otra realidad que se esconde bajo la superficie que vemos a primera vista: cada vez que un nuevo número cae en nuestras manos, es imposible resistirse a pasar las páginas y leer con avidez para ver adónde nos llevará esta vez ese inquietante demiurgo llamado Hideo Yamamoto. Pruébenlo (desde el primer número, por favor), pero si acaban enganchados no nos pidan cuentas, que ya les advertimos.


Título: Homunculus n.º 6
Autores: Hideo Yamamoto (guión y dibujo)
Editorial: Ponent Mon
Fecha de edición: abril de 2007
232 páginas (b/n) - 10 €


[Fotografía: Pi (Fe en el caos), de D. Aronofsky.]

El final de la inocencia

Dos de los mejores cómics que hemos leído últimamente, el francés Por qué he matado a Pierre de Olivier Ka y el español Todo Paracuellos de Carlos Giménez, tienen algún elemento en común. De ello hablamos en la entrega de hoy de Abandonad toda esperanza.

Podéis leerla aquí:

La inocencia violada



[Fotografía: Olivier Ka.]

jueves, 19 de abril de 2007

¿Destino o casualidad?

Los seguidores de J. J. Abrams, creador de algunas de las series televisivas más exitosas de los últimos años, como Alias o Perdidos, tienen una cita ineludible esta noche.



El canal AXN estrena a las 22.20 horas su última producción, Seis grados (Six Degrees), que cuenta con un reparto en el que destacan Campbell Scott (El cielo protector), Bridget Moynahan (El señor de la guerra), Hope Davis (American Splendor) o Jay Hernandez (Hostel).

Aunque esta serie, que versa sobre las casualidades que unen a las personas, no ha tenido tanto éxito en los USA como las otras mencionadas, habrá que darle una oportunidad en este su estreno en España.

miércoles, 18 de abril de 2007

Todo Paracuellos: Un clásico del tebeo

Gracias a la reedición completa en Todo Paracuellos de la obra capital de Carlos Giménez, un clásico vivo del tebeo español, se pone al alcance del lector, por un precio muy asequible, todas las historias de esta serie, ambientadas en los hogares de Auxilio Social, los colegios internos de la posguerra española.



Paracuellos se publicó originalmente en seis álbumes, los dos primeros a partir de 1977 y hasta los primeros 80, y los cuatro siguientes entre 1997 y 2003, y hasta ahora se encontraban en el catálogo de Glénat. Todo este material es el que ahora recupera Mondadori en una edición discutida por su formato (que no respeta las planchas originales), pero que tiene una relación entre calidad y volumen de la obra y precio de venta al público verdaderamente imbatible.



Relatar qué cuenta Paracuellos a estas alturas, tratándose de una de las obras más conocidas e influyentes del tebeo español, puede parecer una cuestión baladí, pero allá vamos: en sus páginas, Giménez refleja con fidelidad lo que era la Obra Nacional de Auxilio Social, nacida a imitación de una similar en la Alemania nazi, y según la cual los niños que no podían ser mantenidos por sus familias tras la victoria del ejército franquista eran recluidos en internados donde se cuidaba de ellos...

Pero la realidad era muy otra: la Falange se valía de estos centros para hacer expolio de los pocos bienes que las familias podían llevar a los niños, los cuales eran educados en los valores políticos y religiosos del Régimen bajo un yugo mantenido por los abusos de poder, donde en ocasiones los chavales eran golpeados solo para entretener a sus carceleros.



Los primeros álbumes de Paracuellos están formados por historias más bien breves, estampas que muestran el día a día de esos niños, atormentados por el hambre y la sed, a los que solo daban un vaso de agua diario en la merienda. Tan atormentados estaban que algunos se fugaban del dormitorio amparados por la oscuridad de la noche para beber lo que quedase de agua sucia en el sumidero de las duchas, y que podían llegar a comer lo que pudiesen salvar del vómito de algún compañero.

Conforme avanza la serie, y una vez expuesto el ámbito donde se desarrollan las historias (que no es un solo internado, sino varios), Giménez da paso a narraciones más extensas, donde subraya una y otra vez el valor liberador de la ficción, a través de esos tebeos que se convertían, por un lado, en modo de evadirse, aunque fuese por un momento, de la realidad; y por otro, en moneda de cambio, como lo ha sido siempre el tabaco en las prisiones de los adultos.



Lo que no cambia de un álbum a otro es el tristísimo final de cada historia, in medias res porque sabemos que ahora aquello ya terminó pero que en aquel momento duró más de lo debido, con esas desoladoras viñetas que muestran, silenciosamente, la entrada del centro desde fuera, desde un mundo exterior que no sabía muy bien qué estaba pasando allí dentro.

La dureza de las páginas de Paracuellos no tiene parangón en la historia del tebeo español, ni probablemente de todo el mundo. Una dureza que es aún mayor cuando se sabe que lo que cuentan sus historias son hechos reales, basados en multitud de entrevistas del propio autor con compañeros de generación, así como en sus propios recuerdos, pues Giménez vivió en uno de estos hogares entre los 5 y los 13 años de edad. Ahora que conocemos su experiencia, no resulta extraño que tantos años después lo recuerde con tanta nitidez ni sienta la imperiosa necesidad de exorcizarlo poniéndolo por escrito y dibujado sobre las páginas de Paracuellos.



Por todo ello, la edición de Todo Paracuellos, con prólogo del escritor Juan Marsé e introducción del propio Giménez, es un motivo de celebración para los amantes no ya del tebeo autóctono, sino del cómic en general. Porque es una obra maestra del medio que no debería faltar en las estanterías de cualquier coleccionista que se precie.


Título: Todo Paracuellos
Autor: Carlos Giménez (guión y dibujo)
Editorial: Mondadori
Fecha de edición: abril de 2007
608 páginas (b/n) – 17,90 €

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