Abandonad toda esperanza

lunes, 10 de septiembre de 2007

¿De qué se ríen los hermanos Coen?

Tengo que admitirlo: pese a que siento una gran admiración por buena parte de su obra, y que cualquier nuevo trabajo suyo estrenado en los cines es una cita obligada, el sentido del humor de los hermanos Coen y el mío no es el mismo. Y miren que lo he intentado.



No habíamos vuelto a ver El gran Lebowski desde su ya lejano estreno; y la que por aquel entonces nos pareció una de sus peores películas, revisada hoy, mejora ligeramente al no tener ninguna expectativa preconcebida, y también al poder disfrutar de la misma en versión original; pero nuestra sensación de decepción no ha variado demasiado de la que tuvimos hace ya casi una década.



Más allá de la espléndida interpretación de Jeff Bridges, y de alguna ocurrencia del guión, esta versión libérrima de El sueño eterno (pero muy libérrima; nada que ver con el saqueo que hicieron de un par de novelas de Dashiell Hammett, en la mente de todos, a la hora de filmar Muerte entre las flores) nos parece una película correcta, digna, pero que tiene una categoría de comedia de culto totalmente inmerecida.



Obviamente, la brillantez formal de los Coen está bien presente; y es un verdadero placer encontrarse con un reparto estupendo, tanto de presencias inhabituales en su filmografía (el citado Bridges, Julianne Moore, Philip Seymour Hoffman, una por aquel entonces desconocida Tara Reid, un breve pero espléndido Ben Gazzara), así como de actores fijos de su compañía: John Goodman, Steve Buscemi, Peter Stormare, un fugaz Jon Polito como detective privado y un memorable John Turturro como Jesús Quintana, el hispano jugador de bolos de tendencias pedófilas.



Así pues, nos quedamos con la filmografía más seria de los Coen, con películas como Sangre fácil, su debut; la citada Muerte entre las flores; o la brillante Barton Fink. Incluso nos encantan aquellas películas en las que introduce elementos de comedia, pero no pueden considerarse estrictamente como tales: pensamos sobre todo en Fargo, pero también en El hombre que nunca estuvo allí.



En cambio, desde una perspectiva totalmente subjetiva (¿hay algo más personal que el sentido del humor?), las comedias de los Coen no nos despiertan tanta admiración: Arizona Baby tiene mucha gracia la primera vez que la ves, pero decae enteros en sucesivos visionados; la cinta protagonizada por Jeff Lebowski, alias 'el Nota', así como O Brother!, son dos de los trabajos más sobrevalorados de los Coen; El gran salto, su homenaje a la comedia clásica americana de Cukor, Hawks o La Cava, no gustó a casi nadie; y The Ladykillers es, con diferencia, su peor trabajo, a años luz de El quintento de la muerte original. En cuanto a Crueldad intolerable, ni siquiera nos hemos atrevido con ella por el momento.



Pues eso. Que seguimos preguntándonos: ¿de qué se ríen los hermanos Coen? Mientras tanto, esperamos el estreno de No Country for Old Men, según la novela de Cormac McCarthy, que a buen seguro será de reírse bien poco... a pesar de la peluca de Javier Bardem.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Que no disfrutas con las comedias de los Coen?, una penita porque son una gozada. A mi las que menos me han gustado de su filmografia son El hombre que nunca estuvo alli, que se va a pique despues de empezar muy bien, y Ladykillers, que no es que este mal pero es que la original es la leche.


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