Abandonad toda esperanza

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Ellas: El hombre que amaba a las mujeres



O L'homme qui aimait les femmes, que para algo Frédéric Boilet es francés. Y es que el título original de El amante del amor, película de François Truffaut a la que se alude en las primeras páginas de este Ellas, nos viene como anillo al dedo para retratar a su autor, el más emblemático de ese movimiento del noveno arte que se ha venido a llamar "Nouvelle Manga".

Después de publicar obras genuinamente galas como 36 15 Alexia (para Humanoïdes Associés) o Love Hotel (para Casterman) y colaborar en proyectos colectivos (Le rayon vert, de Magic-Strip; Les veines de l’occident, de Glénat), Boilet empieza a despuntar en 1997 cuando, gracias a una beca, decide trasladarse definitivamente a Tokio, donde presenta su primera historia en japonés: Une belle manga d’amour para Kôrinsha Press.



Posteriormente colaboraría con autores de la talla de Benoît Peeters y Jirô Taniguchi en Tokio es mi jardín, o Ken Takahama en Mariko Parade. Pero la fama le llega con la soberbia La espinaca de Yukiko, obra de gran éxito internacional, y que lo sitúa como impulsor y figura principal de "La Nouvelle Manga", movimiento artístico que combina elementos del manga que refleja la vida cotidiana con el estilo de muchas historietas franco-belgas.

Gracias a esta edición de Dibbuks, los lectores españoles podemos conocer de primera mano las historias eróticas cortas creadas por Frédéric Boilet en revistas japonesas y francesas (muchas para Manga Erotics) entre 1999 y 2003.



Son nueve historias (aunque el texto de la contracubierta hable de tan solo siete) de breve extensión y escasos diálogos, que demuestran que Boilet, aunque empapado de la cultura japonesa -actualmente sigue viviendo en Japón, en compañía de la también autora de cómics Aurélia Aurita-, es hijo de Francia y heredero de la cultura de su país: sus historias trasladan al lenguaje secuencial rasgos propios del Nouveau Roman galo y del cine francés, de los experimentos temporales de Alain Resnais (Hiroshima mon amour es otra de las referencias explícitas de la obra) o Chris Marker a las atrevidas rupturas estéticas de Jean-Luc Godard.

Ya desde la primera viñeta del álbum se nos presenta esta comunión (que no choque) de culturas: una splash page (que por mucho que se empeñen algunos no es elemento exclusivo del cómic superheroico) que muestra a un joven vendedor callejero, de raza asiática, ofreciendo "El sabor de Francia": esto es, cigarrillos tan genuinamente franceses como los llamados Alain Delon.



Y es que esta historia inaugural, "Un bonito manga de amor", ya pone también al descubierto desde un primer momento el estilo que imperará en el resto del volumen: una narración autobiográfica y subjetiva, construida (claro está) a posteriori pero que consigue captar la inmediatez del presente, como si el lector estuviese allí y viviera los acontecimientos al mismo tiempo que el propio Boilet. En esta narración, y en otras como "Ocas blancas y lunares" o "Un bonito manga erótico", el lector olvida por un momento que está ante un mundo de viñetas y se sumerge en la ficción documental de Boilet, que alcanza una pasmosa verosimilitud.

La visión subjetiva se incrementa en "Las ampollas de Mariko", un diálogo visto desde la perspectiva de Boilet, reflejado como si de un videojuego en primera persona se tratara, y que supone un homenaje a la mujer, al igual que "Historia casi sin palabras": son éstas dos narraciones en las que la mujer lo engulle todo, acapara todo el espacio de la página.



La importancia del color (el volumen no incluye ninguna historia en blanco y negro) aparece en dos historias como "Lo que se llevaron los chuminos violeta" (que a partir de un poema de Rimbaud juega con la presencia del color violeta, que en esoterismo representa lo secreto, los misterios invisibles) y "Ayutthaya Reggae".

También nos reencontramos en sus páginas con Yukiko Yashimoto, la protagonista de La espinaca de Yukiko, que aquí reaparece en la sexta historia: "Los moratones de Yukiko". No ha de extrañar la aparición de este personaje, pues Ellas funciona como un resumen y amalgama de todas las constantes temáticas y estilísticas de Boilet, su particular (siguiendo con las referencias cinematográficas) 8 y 1/2, donde el autor galo rompe en muchas ocasiones con la cuarta pared y se muestra autoconsciente de ser un personaje de papel y tinta contemplado por un lector voyeur.



Y como no podía ser de otra forma, algunas historias bordean lo erótico para alcanzar lo pornográfico (eso sí, pornografía con clase): así sucede con las citadas "Ocas blancas y lunares" y "Los moratones de Yukiko", quizá las más explícitamente sexuales de un álbum donde, como ocurría con su pareja Aurélia Aurita y Fresa y chocolate, el autor se desnuda (no solo físicamente) sin ningún reparo ante su lector, como un hombre casi obsesionado por la mujer, en general. Pero, como romántico que es (o al menos así se dibuja a sí mismo), no aparece retratado como un hombre obsesionado por el sexo, sino como un verdadero amante del amor.


Título: Ellas
Autor: Frédéric Boilet (guión y dibujo)
Editorial: Dibbuks
Fecha de edición: noviembre de 2007
104 páginas (color) - 14 €


(+) Frédéric Boilet, según Aurélia Aurita:
- Fresa y chocolate
- Fresa y chocolate 2

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