Abandonad toda esperanza

sábado, 31 de marzo de 2007

Paco Roca, nuevo invitado de Unicómic

A la presencia esta tarde en Alicante de Trevor Hairsine, se suma ahora la del autor español Paco Roca, invitado de última hora de este Unicómic 2007.



Roca ha publicado historias breves en varios magazines, como en Kiss o el extinto El Víbora, así como álbumes como El faro (Astiberri) o Los hijos de la Alhambra (recientemente editado por Planeta), así como Rides para el mercado francés.

El encuentro con los autores tendrá lugar en la Sede Rafael Altamira de la Universidad (Avda Ramón y Cajal, 4), a partir de las 17.00 horas.

viernes, 30 de marzo de 2007

Millidge, hoy en Unicómic

Si ayer nos visitó David Lafuente, hoy es el turno del argentino Al Barrionuevo y el británico Gary Spencer Millidge, que se encontrarán con sus seguidores a partir de las 17.00 horas en la Universidad de Alicante.

Precisamente a estas jornadas y a Strangehaven, la obra más célebre de Millidge, dedicamos la columna de Abandonad toda esperanza de hoy:

Welcome to Strangehaven



[Imagen: Strangehaven, de G. S. Millidge.]

jueves, 29 de marzo de 2007

El sexo... según Ramírez y Norberto

Entre los inminentes lanzamientos de la editorial Dolmen se encuentran dos citas inexcusables tanto para los fanáticos del tebeo español como para los gourmets del erotismo (si eres ambas cosas, desde luego ya no hay excusa para perdérselo).

Y es que en su colección Eros, especializada en cómic erótico, van a publicar como entregas cuarta y quinta, respectivamente, las nuevas obras de Norberto Fernández y David Ramírez.



El primero de ellos nos ofrece Erika, las sensuales aventuras de una joven gótica. En palabras del propio Norberto, cuyas historietas de alto contenido erótico o directamente pornográfico tienen numerosos seguidores, "Erika es la experiencia íntima de la fantasía sobrenatural de una joven gótica y un rubiales sepulturero. Todas ellas, con buenas dosis de humor, lujuria y pasteleo del bueno".



Por su parte, David Ramírez presentará Sexo raro, recopilación de sus historias para el magazine Eros, y donde el autor de Haciendo amigos refleja, con su característico humor, gamberro y mordaz, los comportamientos sexuales más bizarros: zoofilia, gerontofilia, voyeurismo, macrofilia, peluchefilia, misolfilia...

Viendo ambas portadas, cada una en su estilo particular y por razones distintas... ¿Quién puede resistirse a ellas?

Simplemente... Shaft 2

En semanas anteriores hemos hablado de la primera y tercera entrega de la saga original de Shaft, el detective negro creado por Ernest Tidyman e interpretado por Richard Roundtree en la gran pantalla: esto es, la original Shaft, aquí llamada Las noches rojas de Harlem, y Shaft en África.



Ahora hemos podido ver por fin Shaft vuelve a Harlem, título español de Shaft’s Big Score!, posiblemente la película más floja de la saga a pesar de estar dirigida por Gordon Parks, el responsable de la cinta original.



Y eso se debe a que a John Guillermin, a pesar de ser un realizador gris, le tocó en suerte dirigir Shaft en África, la entrega más novedosa de la saga, que permitía la reunión de Shaft con sus ancestros africanos, y que supo imprimir una historia noir en un marco más propio del cine de aventuras.



Pero este Shaft vuelve a Harlem carece de la novedad de la primera entrega, y es por ello la más rutinaria de las tres. El hecho de que la historia venga firmada por el propio Tidyman, autor del libro original, que aquí retoma a sus personajes, no consigue elevar el interés de una trama bastante rutinaria y predecible. Así pues, el único interés del film es puramente social, para arqueólogos del celuloide.

miércoles, 28 de marzo de 2007

Ocean: Future noir

Sirva el título del magnífico libro de Paul M. Sammon sobre los avatares de la producción de Blade Runner para dar título a este comentario acerca del estupendo cómic de Warren Ellis y Chris Sprouse que aquí edita Norma, pues al igual que en la película de Ridley Scott, en sus páginas asistimos a una perfecta comunión entre el género negro y la ciencia ficción.




La trama de Ocean está ambientada cien años en el futuro, y arranca con el hallazgo de numerosos ataúdes en el océano que fluye bajo el hielo de la superficie de Europa, una enorme luna de Júpiter. Allí es enviado Nathan Kane, agente de armamento de las Naciones Unidas.



Una vez en el escenario del crimen, Kane tendrá que lidiar con los habitantes de la estación, y especialmente con los intereses de una gran corporación informática, propiedad de tres países (que nunca se concretan cuáles son, aunque uno se puede hacer una idea cuáles son al menos dos de ellos), que está más que interesada en las armas encontradas junto a dichos ataúdes...



Ellis, autor que siempre se ha caracterizado por mezclar elementos de la ciencia ficción con otros géneros como el superheroico (véanse sus portentosas creaciones para WildStorm: Authority y Planetary), cuando no ha construido una obra enteramente del género (la imprescindible Transmetropolitan, protagonizada por el simpar Spider Jerusalem y editada por el sello Vertigo de DC), se deja influir (como hiciera la estupenda Atmósfera cero de Peter Hyams, a la que Ocean recuerda a veces) por el género negro y también por el western en esta narración de ciencia ficción, que como la mejor SF especulativa da que pensar: ¿cuánto queda para asistir a la eliminación de la personalidad de los trabajadores de las grandes empresas? Y no hablamos metafóricamente...



Así pues, y aunque Ocean no sea lo mejor de la producción del siempre interesante Ellis (algo difícil de conseguir cuando en tu curriculum se encuentran series como las citadas o la estupenda Global Frequency), su lectura es agradecida, tan entretenida como los cómics noir de Greg Rucka, con diálogos afilados marca de la casa y unos ajustados lápices del dibujante de Tom Strong.


Título: Ocean
Autores: Warren Ellis (guión) / Chris Sprouse (dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: marzo de 2007
160 páginas (color) - 14 €

[Fotografía: Sean Connery en Atmósfera cero (Outland,
1981).]

Quiero la cabeza del capitán Spaulding

Por más revuelo que causara La casa de los 1000 cadáveres en los mojigatos Estados Unidos, el debut como director del músico Rob Zombie nos dejó un tanto desangelados: quizá las expectativas eran demasiado altas, pero nos pareció que no aportaba nada nuevo al género más allá de su embrutecimiento nada light, que la apartaba de films como Sé lo que hicisteis el último verano, Un San Valentín de muerte y demás productos descafeinados al uso.



La particular secuela del film, Los renegados del diablo, sin ser ninguna joya sí nos parece que cuenta con bastante más personalidad que su antecesora como para tenerla en cuenta: en esta ocasión, Zombie no disimula su admiración por el cine y la estética de los 70, pero amplía sus reconocibles influencias, y su trabajo le debe al Sam Peckinpah de Grupo salvaje, Quiero la cabeza de Alfredo García o Perros de paja tanto o más que al Tobe Hooper de La matanza de Texas (quizá la influencia más marcada de su anterior cinta).



Por otra parte, hay que reconocer que Los renegados del diablo cuenta bien poco: el descubrimiento por parte de las fuerzas de la ley del hogar repleto de cadáveres de la desquiciada familia protagonista, la huida de esta (con el secuestro de inocentes a su camino)... y su encuentro con el patriarca, ese payaso televisivo en horas bajas, remedo splatter del ya por sí perverso Krusty de Los Simpson de Matt Groening, llamado Capitán Spaulding.



Lo más significativo del film, y que lo engrandece, no es lo que cuenta sino cómo lo cuenta: en una época donde todos están preocupados por ser políticamente correctos, el realizador parece equiparar las fuerzas policiales a Spaulding y los suyos, y a los primeros solo les da la oportunidad de vencer a estos últimos cuando emplean la misma fuerza brutal (y de paso, algunos procedimientos ilegales, como la asociación con delincuentes) que sus enemigos. De la alianza del sheriff Wydell (encarnado por un estupendo William Forsythe) con unos matones, al pacto entre policía y delincuentes de M, el vampiro de Dusseldörf, las cosas no han cambiado tanto. Y esta película de Fritz Lang data de 1931...



Consecuentemente, Zombie confiere a Los renegados del diablo una estética setentera de lo más adecuada, salpicada de travellings, cámara lenta, barridos o pantalla partida, sin olvidar el uso de la música y unos créditos de lo más demodé. De esta forma, hace por el cine violento (se trate de películas de terror o de westerns crepusculares) algo parecido a lo que hizo Quentin Tarantino con el cine de acción y artes marciales en Kill Bill: un homenaje confeso... que también funciona como película en sí misma. Y si este rescató a Sonny Chiba, el alma mater del grupo White Zombie hace lo propio con sus propios mitos: del Michael Berryman de Las colinas tienen ojos al Ken Foree de Zombi, pasando por P. J. Soles (Halloween) o la actriz del porno de los 80 Ginger Lynn, en un divertido y onírico cameo. Así pues, a nadie extrañará que ambos cineastas trabajen juntos en la inminente Grindhouse...

[Fotografía: Rob Zombie.]

David Lafuente abrirá Unicómic 2007

Como ya se dijo hace unos días, el homenaje a Víctor Mora, creador del Capitán Trueno, con el que se abrían las Jornadas sobre Cómic de la Universidad de Alicante se tenía que suspender por motivos de salud. Pero no hay mal que por bien no venga, y la anulación de este encuentro, que iba a contar con la presencia de Armonía Rodríguez, autora del libro 50 años del Capitán Trueno y a la postre esposa de Mora, nos permite contar con la presencia de David Lafuente.



Paradójicamente, a un veterano como Mora le sucede un jovencísimo autor, de apenas veinticinco años, gijonés de nacimiento, que estará mañana jueves 29 por la tarde en la Universidad para hablar con sus seguidores del mundo del cómic, de su breve pero interesante bibliografía hasta la fecha (donde destacan sus numerosas colaboraciones en prensa, sus historias para Erox Comix y el Qu4ttrocento escrito y dibujado por él y editado por Dolmen), así como de su célebre intento de crear un cómic completo en 24 horas a través de su blog.



El encuentro con Lafuente será presentado por Jorge Iván Argiz, editor de Dolmen y co-director de las Jornadas sobre Cómic de Avilés.

martes, 27 de marzo de 2007

Abril: Novedades Dolmen

La editorial Dolmen avanza tres de sus novedades para el próximo mes:



- Orn (vol. 1)
Quim Bou
56 pp. (color) – 15 €



- Al mejor postor
Víctor Santos
48 pp. (b/n) – 5 €



- Jeremiah: Elsie y la calle
Hermann
48 pp. (color) – 16 €

Como puede verse, Dolmen sigue apostando por los autores autóctonos. Además, retoma la edición del Jeremiah de Hermann en nuestro país, ahora con el volumen 27 de la longeva serie.

El último rey de Escocia: Yo, el Supremo

Uno de los rasgos característicos de la figura del dictador es la capacidad de fascinación que despierta entre sus seguidores; una fascinación muchas veces incomprensible para el que lo mira desde fuera del entorno económico, social y cultural que ha permitido su ascenso al poder. ¿Les suena el nombre de Adolf Hitler, al que apoyó gran parte de toda una nación?



Este es el caso de Idi Amin, presidente de Uganda a comienzos de los años 70, según nos cuenta el film de Kevin Macdonald El último rey de Escocia, basado en el libro homónimo de Giles Foden, y al que encarna en la gran pantalla un inconmensurable Forest Whitaker.



Whitaker tiene aquí, de nuevo gracias a un personaje real, la oportunidad de demostrar su gran valía: hasta la fecha su mejor trabajo fue encarnar al genial saxofonista Charlie Parker en Bird, de Clint Eastwood; ahora, con El último rey de Escocia, obtiene un merecido Oscar que lo sitúa en primera fila de los actores más reputados del momento.



No obstante, el otro gran protagonista del film es Nicholas Garrigan, un joven médico escocés que viaja a Uganda por puro azar, en un intento por liberarse del yugo paterno y las responsabilidades familiares. Lo que Garrigan no sabe es que en Uganda se verá inmerso en un cúmulo de situaciones que lo abocarán a la perdición...



Garrigan es interpretado por la gran sorpresa del film, James McAvoy (conocido hasta ahora por su papel de fauno en Las crónicas de Narnia), que contra todo pronóstico no solo aguanta el tipo frente a Whitaker, sino que en algunas escenas se crece y le gana la partida, mostrando una amplia gama de matices y enriqueciendo su personaje mucho más allá de las líneas del guión.



Los principales papeles femeninos corren a cargo de Kerry Washington como la mujer más joven de Amin, y de Gillian Anderson (la popular Scully de Expediente X) como Sarah, la esposa del médico para el que comienza trabajando el protagonista.



El film, y suponemos que igualmente la novela en la que se basa, entronca, como señalábamos al principio, con la tradición de la figura del dictador en la literatura: no queda muy lejos de novelas como El otoño del patriarca de García Márquez, Yo, el Supremo de Roa Bastos o, ya en nuestro país, el Tirano Banderas de Valle-Inclán. Y aun participando de la férrea estructura que demanda este tipo de historia (mostrar la tentación del poder, la necesidad de tomar partido, el arrepentimiento y la toma de conciencia), consigue implicar al espectador lo bastante como para seguir con mucho interés las peripecias de la trama.



Lástima que hacia el final Macdonald incluya una escena demasiado explicativa, poniendo en boca del doctor ugandés al que el protagonista sustituye una tesis discursiva a la que el espectador habrá llegado por sí solo. Con todo, vale bastante la pena.

lunes, 26 de marzo de 2007

Abril: Novedades Sins Entido

La editorial Sins Entido anuncia interesantes álbumes para el mes de Ficomic:



- S.
Gipi
112 pp. (color) - 16 €

- La maldición del paraguas
Lewis Trondheim
128 pp. (color) - 16 €

- Modotti: una mujer de siglo XX
Ángel de la Calle
272 pp. (b/n) - 22 €



Igualmente se anuncia el reinicio de la colección de libros teóricos Sinpalabras (cada uno de ellos de 80 páginas y con un precio de 10 euros). Los tres nuevos títulos son:

- Pequeña Lulu. La grumete huérfana
Karim Taylhardt

-Bilal. Muros en sangre
Alberto Torío

- Berni Wrightson. El espanto abisal
Yexus



A destacar la recuperación en un solo volumen de Modotti, la obra más conocida de Ángel de la Calle, así como material teórico acerca de Berni Wrightson, uno de los autores por los que tenemos mayor debilidad.

[Imagen: Frankenstein, de Berni Wrightson.]

Siempre nos quedará Manhattan

Hemos vuelto a ver Manhattan, mítica película donde su director, guionista y protagonista, Woody Allen, realiza una lista de las cosas por las que vale la pena vivir: Groucho Marx, Willie Mays, las manzanas y las peras de Cézanne, el Potato Head Blues de Louis Armstrong, Marlon Brando, Frank Sinatra, el rostro de Tracy (encarnada en el film por una jovencísima Mariel Hemingway)...



Ver y volver a ver Manhattan es sin duda otra de las cosas por las que vale la pena vivir. Y es que aunque siempre cumple con un mínimo de calidad, el cine de Woody Allen pasa últimamente por unos años en los que parece no alcanzar los niveles de grandeza de tiempos pretéritos: muchos todavía esperan que vuelva a repetirse lo que Annie Hall y esta Manhattan significaron para el cine a finales de los 70. Un servidor, que siempre ha comulgado más con esta última que con la oscarizada Annie Hall, ya se conformaría con volver a ver una obra maestra de la talla de Hannah y sus hermanas o de Delitos y faltas. Pero con cada año que pasa, y con cada nueva entrega de una de las filmografías más extensas e interesantes de finales del siglo XX y principios del XXI, estas expectativas se van viendo frustradas.



Desde el mismo arranque, con esos posibles comienzos de novela en voz en off, hasta el final en la estación de tren, Allen demuestra en Manhattan lo frágiles que son los seres humanos emocionalmente hablando: solteros que quieren encontrar a alguien, casados que no son felices con sus parejas, amantes insatisfechos que desean algo más serio y comprometidos oficiales que viven en busca de aventuras que les traigan algo distinto a su vida; todos ellos personas que, como el personaje del propio Allen manifiesta, se buscan preocupaciones banales para engañarse a sí mismos y no afrontar sus verdaderos miedos: la soledad y la muerte.



Esas preocupaciones banales, en realidad, no lo son tanto al parecer de Allen, que siempre ha demostrado un interés por la cultura de sus días en toda su filmografía: del arte pictórico al jazz, pasando por el cine de su admirado Ingmar Bergman. Todo ello (de Van Gogh a Mozart, pasando por Heirich Boll o Norman Mailer) están presentes en el soberbio guión de Manhattan, un libreto que merece verse (y también leerse) repetidas veces. Como el de muchos guiones de este genio neoyorquino, del que no perdemos la esperanza de volver a ver una inmensa, grandísima película.

Tres destellos blancos: El aroma de la aventura

En el año de 1911, un joven ingeniero venido de París llega a una villa bretona olvidada de la mano de Dios con la misión de construir un faro en el mar. Lo que no sabe es que, por un lado, no contará con el apoyo de los habitantes de la zona, la mayoría de ellos pescadores; y, por otro, que a la naturaleza no le importa que el ingeniero tenga que cumplir con un contrato marcado por objetivos y plazos...



Con Tres destellos blancos, obra premiada con el René Goscinny al mejor debut en 2004 y que tres años después edita en España Ponent Mon, Bruno Le Floc’h pretende (y en algunos momentos incluso consigue) rescatar para el cómic el aroma de la mejor literatura y el mejor cine de aventuras, de los libros de Robert Louis Stevenson o Jules Verne a películas como Capitanes intrépidos de Victor Fleming o Los contrabandistas de Moonfleet de Fritz Lang.



No es la primera vez, ni mucho menos, que se intenta semejante cosa: la sombra de Corto Maltés es alargada, y enseguida se ha mencionado el nombre de Hugo Pratt como una de las referencias inexcusables de Le Floc’h. En este caso la influencia se aprecia tanto en el argumento como en el apartado de la ilustración, donde Le Floc’h hace uso de la línea clara representativa de Pratt.



En esta obra, su autor hace uso del recurso epistolar, y el ingeniero protagonista (que carece de nombre, subrayando su característica de extranjero, de extraño, respecto de los habitantes del marco geográfico donde se desarrolla la trama) va contándonos su historia a través de las cartas que escribe a Charles, al parecer su mejor amigo. Este recurso también nos recuerda al Drácula de Bram Stoker, que por más que se trate de una novela fantástica también presentaba escenas de lucha contra el mar en ese Demeter donde viajaba oculto el centenario vampiro.



Aunque Tres destellos blancos (título que hace referencia a la señal del faro que se construye en sus páginas) no aporte nada nuevo ni al género ni mucho menos al noveno arte, resulta a la postre una lectura gratificante. A ello contribuye el arte gráfico de Le Floc’h, que se pone al servicio de la historia de forma adecuada, y donde destacan sobre todo algunas bellísimas splash pages que muestran el arrebato desatado de la alta mar, el otro gran protagonista indiscutible de la obra.



Ahora solo resta esperar que Ponent Mon se decida a publicar Une après-midi d'été, continuación de este Tres destellos blancos, que en Francia ha recibido incluso mejores críticas que su predecesora.


Título: Tres destellos blancos
Autor: Bruno Le Floc’h (guión y dibujo)
Editorial: Ponent Mon
Fecha de edición: marzo de 2007
96 páginas (color) - 19 €


[Fotografía: Faro de Ar-Men © Jean Guichard.]

domingo, 25 de marzo de 2007

Ghost Rider: ¿cine de autor?

Mark Steven Johnson lo ha vuelto a hacer. Si cuatro años atrás convirtió su adaptación de Daredevil, gracias en parte también a Ben Affleck, en la peor película surgida de la factoría Marvel hasta la fecha, ahora con este Ghost Rider (El Motorista Fantasma) reincide (y, sorprendentemente, aumenta) los errores de aquella.



En Daredevil se permitió convertir a Matt Murdock en un héroe sin carisma, y trocó a la heroína / villana Elektra, uno de los personajes más ambiguos y por tanto estimulantes del universo Marvel, en una buena chica presuntamente cambiada por su deseo de venganza (una chapuza que se prolongaría en la propia Elektra, dirigida por Rob Bowman pero escrita por Johnson).



Ahora se toma la licencia de convertir a Johnny Blaze, personaje creado en los años 70 en la línea de los personajes atormentados de la compañía (con Bruce Banner / Hulk a la cabeza), en un indeciso monigote interpretado sin gracia por un Nicolas Cage que se ve manejado en todo momento por las directrices de un guión irrisorio.



La película mantiene su interés hacia el comienzo, donde presenta el doble origen del personaje: tanto el de la encarnación demoníaca al servicio de Mefisto (aquí, un Peter Fonda cada vez más parecido a su mítico progenitor, y que realiza un trabajo cargado de tópicos), como el del alter ego humano, Johnny Blaze, un joven motorista que trabaja de feriante junto a su padre.



Pero una vez Blaze se convierte en el Motorista Fantasma y dedica todos sus esfuerzos a compaginar su cada vez más frustrado romance con su amor de toda la vida, Roxanne Simpson (una Eva Mendes espectacular solo a nivel físico, pues no hay nada que se pueda hacer por levantar el interés del guión pergeñado por Johnson) con el enfrentamiento con los villanos de la función, el interés inicial (que tampoco era nada del otro mundo, nunca mejor dicho) va decayendo por momentos.



Así, una vez termina la película con la consabida sensación de, ay, poder dar pie a toda una saga, hemos asistido a la lucha entre un (anti)héroe que no tiene las aristas ni sabe transmitir la sensación de tormento y desdicha que sí estaba presente en los cómics originales de la Marvel, con Blackheart y sus demonios, el primero interpretado por un Wes Bentley que compone uno de los villanos más patéticos y menos fascinantes de la historia del séptimo arte. Compararlo con el Magneto de la saga X Men, el Nick Nolte de Hulk o -ya fuera del universo Marvel- los distintos villanos de Batman begins subraya todavía más el lamentable trabajo no ya como director (donde tampoco es que su talento brille en demasía) sino como guionista de ese experto en adaptaciones de cómics al cine llamado Mark Steven Johnson.



Y es que, aun estando ante un claro ejemplo de cine comercial, un puro blockbuster, ¿no es este Ghost Rider también cine de autor? Porque si las películas de autor se definen por las constantes temáticas y/o estilísticas del cineasta que las firma, y que suelen ser más o menos reconocibles, esta cinta muestra claramente el estilo de Mark Steven Johnson: una realización plana al servicio de historias sin ningún interés que malogran personajes ajenos cargados de matices.

sábado, 24 de marzo de 2007

Zombies Party: ¿Quiénes son los muertos vivientes?

Las adaptaciones de películas al cómic es algo bastante menos extendido que el camino inverso (sin ir más lejos, ahora mismo podemos ver en la cartelera El motorista fantasma y 300, y en breve veremos Spiderman 3), y vista la calidad de muchas de estas historietas es algo bastante comprensible.



Con honrosas excepciones como las adaptaciones de Alien, Atmósfera cero (esta a cargo del mismísimo Jim Steranko) o el Drácula de Coppola en versión de Mike Mignola, estas versiones de célebres películas en viñetas suelen presentar una calidad bastante mediocre: recuerdo, por ejemplo, las adaptaciones de Desafío total, Darkman o Batman (si bien esta última presentaba por lo menos un estimulante trabajo con el color del siempre interesante Steve Oliff).



La versión que de Zombies Party (lamentable título español para Shaun of the dead) ha escrito Chris Ryall e ilustrado Zach Howard, sin llegar a las excelencias de los primeros títulos citados, está un poco por encima de la media. Y el no haber visto, en este caso, la versión cinematográfica original nos permite disfrutar un poco más de la historia como si de un material nuevo se tratase.



La parodia que del cine de zombies realizaron el director Edgar Wright y el actor Simon Pegg, ambos guionistas de la cinta, con el cine de George A. Romero y el reciente éxito de Amanecer de los muertos en el punto de mira, triunfa precisamente por la parte menos paródica del asunto: si el humor que debería surgir del enfrentamiento entre el protagonista, su novia y sus amigos con los muertos vivientes que han empezado a caminar sobre la tierra no cumple del todo las expectativas en muchas ocasiones, la amargura que destila el retrato de un perdedor como Shaun, patético y tierno a un tiempo, así como el de la gente que le rodea, eleva muy por encima de la media este digno producto. Y hablamos del cómic, editado por IDW Publishing (en España por Norma Editorial), pero también por extensión de la película.



Título: Zombies Party
Autores: Chris Ryall (guión) / Zach Howard (dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: marzo de 2007
96 páginas (color) – 10 €

viernes, 23 de marzo de 2007

El trailer del viernes: The Reaping

En breve se estrenará en España The Reaping, con el título de La cosecha, protagonizada por Hilary Swank tras su Oscar por Million Dollar Baby y su participación en La Dalia Negra junto a Josh Hartnett y Scarlett Johansson.

La película, perteneciente al género del terror, y que dirige el firmante de la quinta entrega de Pesadilla en Elm Street o la aventurera Los demonios de la noche, incluye elementos religiosos y bíblicos que pueden recordar a títulos como La profecía, La bendición o sobre todo La séptima profecía, con una joven Demi Moore.

Podéis ver el trailer aquí:

The Reaping


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