Abandonad toda esperanza

viernes, 29 de febrero de 2008

Mi mamá...: La madre muerta



Si el italiano Gipi construye su S. -recientemente nominada como Mejor Obra Extranjera editada en 2007 en los Premios del Saló de Barcelona- a partir del recuerdo de la figura del padre, el francés Jean Regnaud -que no Renaud, como reza la errata en portada-, con la inestimable colaboración de un afortunadísimo Émile Bravo a los lápices, articula este Mi mamá (está en América y ha conocido a Buffalo Bill) de acuerdo con la ausencia de la madre.



La obra, que Ponent Mon ha editado aquí con muy pocos meses de diferencia respecto de la edición original en el país vecino, si no es autobiográfica, desde luego lo parece: su protagonista es el pequeño Jean, es un niño de cinco años que vive en una Francia pretérita en compañía de su padre, director de una fábrica, su hermano pequeño Paul, e Yvette, su joven y amable niñera.



Las páginas de Mi mamá, cargadas de calidez, muestran la vida cotidiana de Jean: las mañanas en la escuela, atormentado por las preguntas de la profesora o la presencia de un psicólogo infantil; las tardes en casa, merendando el chocolate con leche que prepara Yvette; su amistad con Alain, un compañero de clase, o con Michèle, una vecina dos años mayor que él (un par de años que, a esa edad, suponen una distancia abismal); etcétera. Una existencia que debería desarrollarse plácidamente de no ser por alteraciones fruto de su imaginación (la bruja que se sitúa al lado de su cama algunas noches, y que lo matará si se mueve) o de una realidad que no comprende, condicionada por su incapacidad para leer y escribir, y subrayada por una ausencia, la de su madre, para la que no recibe una explicación.



Si el trabajo que desarrolla Regnaud es soberbio, no lo es menos la labor de Émile Bravo en la parte gráfica. Al dibujante lo conocíamos como el responsable de dos excelentes historias breves, "Ben Qutuz Brothers" y "Young Americans", así como por su particular homenaje a los Blake y Mortimer de Edward P. Jacobs (publicadas todas ellas, respectivamente, en los números 1, 4 y 5 del indispensable El Manglar). Estas narraciones demostraban su talento como autor completo; pero con Mi mamá Bravo se desprende de toda ínfula de autor y pone su desbordante talento gráfico al servicio de un Regnaud inspiradísimo en su regresión a unos tiempos de aroma inestable, tendente a la sublimación tanto de las alegrías como, sobre todo, de los miedos: la infancia.



De esta forma, Regnaud y Bravo construyen una obra desde un presente apenas sugerido (solo en un momento dado se hablará del conocimiento de hechos venideros), señalando la necesidad de las mentiras piadosas y del poder de la imaginación para sobrevivir contra viento y marea en una época cargada de descubrimientos e incertidumbres. Una época que culmina y muere con un cruel descubrimiento respecto de la figura de Papá Noel, ese mismo descubrimiento que inauguraba la madurez del protagonista de la estupenda novela de Thomas M. Disch Doctor en medicina.



Así pues, estamos ante una obra imprescindible, que subraya con cariño y ternura, sin estridencia alguna, lo difícil que resulta aceptar una pérdida y sobreponerse a ella.


Título: Mi mamá (está en América y ha conocido a Buffalo Bill)
Autores: Jean Regnaud (guión) / Émile Bravo (dibujo)
Editorial: Ponent Mon
Fecha de edición: enero de 2008
112 páginas (color) - 18 €



(+) Otros cómics sobre la infancia:
- Courtney Crumrin
- Mr. Punch
- Persépolis
- Piero
- ¿Por qué he matado a Pierre?
- Todo Paracuellos

No hay comentarios:


Estadísticas