Abandonad toda esperanza

martes, 26 de febrero de 2008

Road to Hell / Kurosagi: No es lo mismo



Ha querido el azar que dos lecturas recientes de tebeos pertenecientes al género de terror nos hayan recordado la situación que se dio en la cinematografía internacional a finales de los años 90 y principios de esta década, y que supuso el inicio de la hegemonía del cine de género asiático en todo el mundo: el agotamiento de las manidas fórmulas del Horror made in USA, con muchos de los antiguos maestros o bien reciclados en otros géneros y maneras de entender el cine (David Cronenberg, Brian de Palma), o bien tratando el mismo desde otra perspectiva (Wes Craven y su trilogía Scream), o directamente en horas bajas (George A. Romero, Tobe Hooper), dejaron al John Carpenter de Vampiros y Fantasmas de Marte solo en mitad de la contienda. El fan irredento, por ello, acabó refugiándose en una nueva estética del horror filmado, encabezada por el Ringu de Hideo Nakata, y donde pronto llamarían la atención cintas de los hermanos Danny y Oxide Pang o el inefable Takashi Miike.



Y nos lo ha recordado porque ambos cómics pertenecen a zonas geográficas bien distintas, y porque el agotamiento al que nos referíamos es bien tangible en una obra (de origen estadounidense) como Road to Hell, miniserie de tres comic books publicada por IDW Publishing, y que Norma Editorial recoge en un solo volumen, el 63 de la ya longeva serie temática Made in Hell.



La historia que cuenta Road to Hell está protagonizada por Frank Tanner y algunos de sus mejores amigos. El primero recibe una llamada de auxilio de su hermano Derek, que desde que ambos eran pequeños lo ha venido metiendo en toda variedad de problemas, además de dejarle solo al cuidado de sus padres, hasta el fallecimiento de ambos. Como puede verse, estamos ante la enésima variación de la narración bíblica de Caín y Abel, que desembocará en un viaje infernal a bordo de una furgoneta en busca del problemático Derek.



En este viaje, salpicado por la presencia de zombis, niños asesinos y perros de dos cabezas, acabarán por salir al exterior los demonios interiores de los protagonistas, sumergiéndolos en una pesadillesca confusión donde la carretera (al infierno) cambia de dirección, y el presente y el pasado (en realidad varios presentes y varios pasados, reales y alternativos) se confunden. Lo que parecen no saber Martin Schenk y Todd Lincoln, los guionistas de la obra, es que para confundir a sus personajes no es necesario, ni siquiera conveniente, confundir a un lector que acaba por perder el interés en lo que le están contando.



Lo único que se salva de tamaño desaguisado es la parte gráfica, con el trabajo más que correcto de Genevese Neves, apoyada por el color de Bruno Hang. Es esta la única ventaja que se puede sacar de Road to Hell al tratarse de una novela gráfica: de tratarse de un libro del género, no habría por dónde cogerlo.



Mucho mayor interés tiene una muestra gráfica de cómo entender el terror a la manera japonesa: el debut de Kurosagi, una serie abierta obra de Eiji Ôtsuka y Housui Yamazaki, nos recuerda por qué los espectros femeninos de cabello largo fascinaron a espectadores de todo el mundo... antes de que esta misma fórmula empezara igualmente a mostrar síntomas de agotamiento.

La obra, cuyo subtítulo es Servicio de entrega de cadáveres, empezó a publicarse en Japón en 2002 en las páginas de Ace Tokunon, publicación trimestral de la editorial Kadokawa destinada a un público juvenil (esto es, manga shônen). En cambio, en su edición española, Glénat ha optado como otras muchas editoriales occidentales en etiquetarla como seinen (es decir, un cómic destinado a un público más adulto). Un cambio este que resulta significativo respecto de las distintas maneras de acercarse al mundo de los espíritus por parte de los lectores orientales y occidentales.



El protagonista principal de la serie es Karatsu Kurô, un joven que tras terminar sus estudios en una universidad budista no sabe muy bien qué hacer con su vida. Sus aptitudes como médium le acabarán llevando a formar parte de un grupo liderado por la manipuladora hacker Ao Sasaki, y donde militan también un zahorí que detecta cadáveres, una maquilladora de cuerpos y un ventrílocuo que se comunica con los alienígenas (!) a través de su marioneta (!!). Las distintas habilidades de todos ellos les llevarán a crear un grupo especial, camuflado como empresa de reparto, dedicado a ayudar a los espíritus de los difuntos.

Como puede verse, Kurosagi es un diáfano ejemplo de una espiritualidad anhelada en todos los rincones del mundo e interpretada a su vez en clave de terror puro y duro. Así, el lector encontrará en las páginas de este manga ecos del film de M. Night Shyamalan El sexto sentido, así como de series televisivas como A dos metros bajo tierra, Entre fantasmas, Tan muertos como yo, Médium o Tru Calling, sin olvidar el flirteo con la ciencia forense de CSI (en las páginas del cómic se menciona explícitamente la franquicia de Jerry Bruckheimer) o Dexter.



Nada nuevo bajo el sol, bien es cierto, pero si el reciclaje está resuelto con talento funciona, y los autores de Kurosagi cumplen con creces. Sobre todo Ôtsuka, el guionista, que en la historia "Falta de felicidad" construye un auténtico episodio piloto de la serie, presentando a los distintos protagonistas y contando el nacimiento del grupo, además de reflejar el fenómeno de las estrellas de rock adolescentes en Japón.

El resto de historias del volumen presentan ya al grupo Kurosagi a pleno rendimiento: "Lonely People" cuenta el anhelo de una anciana muerta y momificada por ser enterrada donde merece; "El mago del desamor" enfrenta al grupo con un asesino en serie que secciona a sus víctimas y reconstruye con ellas cuerpos perfectos (una historia esta que presenta ecos de MPD Psycho, la más popular creación de Ôtsuka); y, finalmente, "Lluvia de septiembre" habla del cálculo de probabilidades de morir según dónde, cuándo y cómo, en una historia que concluye con brillantez y humor negro... y deja con ganas de más. Porque, definitivamente y comparándola con Road to Hell, el terror asiático no es lo mismo.



Título: Road to Hell
Autores: Martin Schenk & Todd Lincoln (guión) / Diogenese Neves (dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: febrero de 2008
72 páginas (color) - 10 €


Título: Kurosagi. Servicio de entrega de cadáveres (Vol. 1)
Autores: Eiji Ôtsuka (guión) / Housui Yamazaki (dibujo)
Editorial: Glénat
Fecha de edición: noviembre de 2007
208 páginas (b/n) - 8,95 €



(+) Otros cómics de terror de IDW / Made in Hell:
- El ladrón de días
- Karney
- La casa infernal
- Night Mary
- Soy leyenda
- Wormwood
- Zombies Party

(++) Otros cómics de terror asiático:
- Goth
- MPD Psycho
- Tomie

1 comentario:

Anónimo dijo...

El de Kurosagi está entretenido, pero como bien dices nada nuevo, me suena a muchas cosas. Tampoco se decanta claramente por el terror como pasaba con Uzumaki, ya que tiene elementos humorísticos.


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