Abandonad toda esperanza

martes, 23 de diciembre de 2008

Bodrios que hay que ver: Force: Five

Bueno, bueno y bueno... La de hoy, amigos míos, es tela marinera: Force: Five -conocida también en España como Escuadrón: Cinco- es una producción de 1981 dirigida por Robert Clouse y protagonizada por Joe Lewis, Bong Soo Han, Sonny Barnes, Richard Norton, Benny Urquidez, Ron Hayden, Bob Schott y Pam Huntington. ¿Que esto no les dice prácticamente nada? Claro, a mí tampoco, pero las cosas son como son y había que decirlo.



Veamos de qué va este simpatiquísimo y entretenidísimo trozo de hez: un hombre de negocios paralítico que en su día fue todo un aventurero y un luchador (!) contrata a Jim, un mercenario al que considera como su hijo -pues menudo amor de padre, por cierto- para que lleve a cabo una misión peligrosísima: rescatar a la hija de un amigo suyo, un alto cargo político, de las garras de una secta en la que ha caído alucinada por el carisma de su líder, el reverendo Rhee, un maestro asiático en artes marciales bastante capullete (y, por tanto, nada parecido al simpático chinete de El maestro de Jet Li), y que para más inri fue quien mandó dejar postrado en una silla de ruedas al primero.



Para llevar a cabo la misión, Jim afirma que solo necesita a cinco hombres, pero muy especiales... Y vaya si son especiales: para empezar, uno es una mujer, con la que Jim mantiene un apasionado romance (si eso no es entrar por enchufe, no sé qué es) entre guantazo y guantazo -porque la chica es de armas tomar y le va la marcha que no veas-; otro es un joven mexicano y atractivo (ambos adjetivos se confirman porque los personajes lo dicen, no porque el espectador esté seguro de una cosa u otra) que las lleva a todas de calle, también entre guantazo y guantazo; el tercero es un carismático luchador rubio, una suerte de hermano pequeño de Chuck Norris con esteroides con el saber estar de Don Johnson y la estética playera de los Beach Boys, que juega al billar entre guantazo y guantazo; el siguiente es un motero negro enorme, un armario empotrado de 3 x 2 metros que da guantazos como panes; y, finalmente, cierra el equipo un loco al que tienen que rescatar de una prisión de máxima seguridad porque es el mejor del mundo pilotando un helicóptero (además de dar guantazos también, claro)...

Veamos: un grupo de mercenarios a los que se les encomienda una misión peligrosa y que está formado por un líder, una chica, un galán, un negro enorme y un loco al que hay que sacar de su encierro para que pilote un vehículo aéreo... ¿Esto no les suena cosa mala?



Sí, vale, en realidad los de esta película son uno más -nos sobra el hermano de Chuck-, pero creo que la influencia está clara, y me parece que Stephen J. Cannell y Frank Lupo le echaron bastante cara cuando crearon dos años después El Equipo A. Además, y volviendo a esta película: ¿por qué demonios siendo seis la película se titula Force: Five? ¿A quién no cuentan? ¿Al líder? ¿A la chica? ¿O al propio hermano de Chuck, que es del que parecen prescindir en el cartel para que salgan las cuentas? Y eso que es de los que más relevancia tienen en el film...



Pero volvamos al argumento -por decir algo-: antes de cumplir con su misión, el reverendo Rhee descubre que su archienemigo paralítico es quien está detrás de un intento de asesinato de su persona -con el que arranca la película-, y manda que lo maten mediante el eficiente método de atar sus piernas ya de por sí inservibles a una viga y a un coche en marcha y partirlo en dos. Cómo se las gasta este hombre de Dios... al que interpreta Bong Soo Han, el más importante maestro en hapkido de todo el mundo (dudo que haya nadie más que juegue a esto).



Acto seguido, al más puro estilo El Equipo A, Jim y los suyos van a rescatar a Willard -¿un homenaje a El corazón de las tinieblas de Conrad, o a Apocalypse Now de Coppola? Me imagino que no, que es casualidad-, el loco en cuestión, de la prisión donde está encerrado... porque pese a que el hermano de Chuck detesta los líos en los que su locura les mete, al parecer es un elemento imprescindible del escuadrón. Pues bien: para rescatar a este señor, este grupete de simpáticos héroes no dudan en liberar a toda una sección de psicópatas enloquecidos que se acaban merendando a los guardias -pobres funcionarios a media jornada que no hacían otra cosa que su trabajo, ya ves-, para descubrir después que el Willard este vive a cuerpo de rey, en una celda más grande que mi casa, con todo lujo de detalles decorativos, incluyendo a la hija del general que gobierna la cárcel en la cama. En fin...



Lo mejor de todo es que, una vez rescatado y unido al grupo, Willard hace bien poco: sí, da algún guantazo, como todos, pero poco más... Y el recurso de "está loco", "nos meterá en problemas", "ya sabes lo que ocurrió la última vez en blablabla" se queda en eso, en un recurso de guión, porque no hace ni dice nada que justifique esos comentarios. Pero nada. Por lo menos, con 'Aullador' Murdock te reías un rato...

Y el resto, ya se lo imaginarán ustedes: el grupo se dirige en compañía de un gobernador que funciona como tapadera -y al que acompañan en función de encargados de prensa, guardaespaldas y demás cohorte- a la isla donde está ubicado el templo del reverendo Rhee, y donde este vive a todo trapo en compañía de sus acólitos. Allí encontrarán a la chica que tienen que rescatar... y que, por cierto, está interpretada por Amanda Wyss -aquí Mandy Wyss, en su primer trabajo en la gran pantalla-, que ha pasado a la historia del cine de terror como la primera víctima de Freddy Krueger en la inaugural Pesadilla en Elm Street.



A partir de ahí, guantazos como panes a diestro y siniestro, a los que hay que sumar un enfrentamiento entre Jim y el secreto mejor guardado de Rhee: un toro enorme (sí, un toro de verdad, pues el noble y fuerte toro es el símbolo de su organización) que recorre los pasadizos subterráneos donde van a parar los intrusos incautos que son capturados por los hombres del reverendo. Jim acaba venciéndolo al hacerlo volar en mil pedazos usando una bombilla y una lata de combustible (sí, posiblemente Force: Five también influyó en otra joya televisiva de la década: McGyver).



Como ven, canela en rama. Cuentan en la red que la película es casi un remake de Operación: Dragón, la película más popular de Bruce Lee, dirigida por el propio Clouse. Pero si les digo la verdad, hace tanto tiempo que vi la cinta en cuestión que no recuerdo si iba de lo mismo o no se parecía en nada. Pero si lo dice Internet, pues será verdad, ¿no? Como verdad es lo que les digo ahora mismo: para echarse unas risas, Force: Five no está mal del todo. Pero, ande va a parar, El Equipo A es mucho mejor. Con eso se lo digo todo.

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