Abandonad toda esperanza

miércoles, 31 de agosto de 2011

Comic Top 5: Agosto 2011

Hoy termina el mes de agosto, y es por tanto el momento de repasar las lecturas de los últimos treinta y un días para descubrir cuál es nuestro nuevo Comic Top 5. En esta ocasión hemos optado por no considerar algunas obras muy interesantes pero incompletas, y apostar por volúmenes íntegrales... aunque, al contrario que en otras veces, sí hemos tenido en cuenta reediciones, por ser de tal condición los dos mejores títulos del mes -que no son sino los firmados por Burns y Tomine-. Y ojo, que Fermín Solís hace doblete:




1.- La prórroga
Jean-Pierre Gibrat (Norma)




2.- Mi organismo en obras
Fermín Solís (La Cúpula)




3.- Rubia de verano
Adrian Tomine (La Cúpula)




4.- Skin Deep
Charles Burns (La Cúpula)




5.- Usted extra aquí: La trenza
J. L. Ágreda & J. Berrio & F. Solís (Dibbuks)

martes, 30 de agosto de 2011

Sequeiros x Migoya

El escritor, guionista de cómics y cineasta ocasional -aunque casi no le hayan dejado serlo, de ahí lo de ocasional- Hernán Migoya (Olimpita) le dedica un magnífico y esclarecedor artículo a su amigo, el ilustrador Santiago Sequeiros, en El Mundo.es. Podéis -en realidad, debéis- leerlo aquí. De principio a fin, no tiene desperdicio.


Santiago Sequeiros


(+) Los blogs:
- Comicsario (Hernán Migoya)
- ¡Viva mi dueño! (Santiago Sequeiros)

lunes, 29 de agosto de 2011

Segundas partes



... nunca fueron buenas, dicen, y aunque como todo tópico tiene parte de verdad, también esconde un peligroso lugar común que suele ponerse de manifiesto alegremente y sin mayor juicio que lo respalde. Así lo demuestran los tres títulos que comentamos hoy, todos ellos lecturas muy recomendables, y todos ellos segundos volúmenes de series en curso que publica Norma Editorial, de los que aprovechamos estos últimos días de verano para ponernos al día en su lectura... antes de que otros quehaceres profesionales nos dificulten un tanto la tarea.




Empecemos por estricto orden tanto alfabético como cronológico (respecto de la edición española): Echo es la última creación de Terry Moore, reputado autor de Strangers in Paradise, y cuyo segundo volumen podemos leer casi un año después de la publicación del primero. Este considerable lapso de tiempo, en principio todo un hándicap a la hora de seguir la trama como convendría, se solventa sin la necesidad de recurrir a la relectura, pues el lector volverá a ubicarse enseguida en las coordenadas de esta historia que protagoniza Julie Martin, bendecida (o maldecida) con una extraña aleación metálica que poco a poco cubre una porción de su cuerpo cada vez mayor y que le concede poderes sobrehumanos.




Siguiendo la línea del tomo anterior, aquí se recogen también un par de volúmenes recopilatorios: Desert Run y Collider. O lo que es lo mismo, la segunda decena de comic books originales. En sus páginas podremos seguir las desventuras que viven juntos Julie y su nuevo amigo Dillon Murphy mientras son seguidos por Ivy Raven, la agente de Seguridad Nacional que los anda persiguiendo desde la entrega anterior; muy pronto descubriremos que, más allá de cumplir con su trabajo, Ivy tiene también un interés muy personal en localizar a Julie y pedirle ayuda con un tema determinado y muy delicado...




Con este segundo tomo Echo se confirma como la aportación, siempre muy sui generis, de un maestro del slice of life como Terry Moore al universo del cómic superheroico: un relato que mezcla con soltura varios géneros -algo que el autor ya consiguió también, aunque allí sin introducir elementos directamente fantásticos, en las celebradas peripecias de Katchoo, Francine y compañía-, y que se lee con creciente interés de principio a fin... hasta culminar en un muy emocionante cliffhanger como solo Moore y muy pocos autores más saben urdir.




Poco más se puede añadir acerca de este segundo tomo de Echo sin privar al lector de las sorpresas que le pueda deparar el curso de la narración, pero sí podemos destacar uno de los muchos puntos de interés de la obra y que suele pasar injustamente desapercibido: cuando se habla de este autor siempre se destaca su afinado oído para los diálogos, así como el retrato creíble de sus personajes, particularmente los femeninos. Pero muy pocas veces nos acordamos de señalar su talento a los lápices: Echo, como Strangers in Paradise, se lee con tanto agrado no solo por lo interesante de su argumento y lo atractivo de sus protagonistas, sino también por el trazo del dibujante, la expresividad de sus rostros, el dinamismo de sus movimientos, y una dosificación de las líneas y los textos rica y variada. Ojear cualquier tebeo de Moore, y este Echo 2 no es una excepción, es un placer para la vista. Leerlo, uno mucho mayor. Ahora solo queda esperar que el tercer volumen, y según nuestros cálculos también el último, no tarde demasiado en editarse aquí.




Al igual que Echo, también puede entenderse como una revisión del género superheroico Irredeemable, la última serie escrita por el guionista todoterreno Mark Waid. El buen sabor de boca que dejó el primer número se confirma con la lectura de este segundo, que incluye los números 5 a 8 de la serie original de Boom! Studios, y a la postre enésima variación -aunque no por ello carente de interés, como veremos a continuación- del mito superheroico post Watchmen.




Ahora bien: en este caso, dicha revisión del género viene de la mano de alguien que conoce muy bien y desde dentro este mundillo, como es el caso de Mark Waid. Este guionista ha trabajado con los más grandes personajes del género, pertenecientes tanto a Marvel como a DC, pero su talento brilla particularmente cuando, como en este caso, lleva las riendas de creaciones propias con las que puede hacer y deshacer a su antojo, sin tener que responder ante nadie ni verse coartado por cuestiones ajenas a su torrente de creatividad, como la tan traída y llevada continuidad.




Así ocurrió con Empire, la celebrada maxiserie escrita por Waid y dibujada por Barry Kitson, publicada por DC Comics pero fuera de la continuidad de su universo superheroico, y vuelve a ser el caso de esta colección, para la que Waid ha contado con el trazo clásico y resultón de un Peter Krause que se muestra cómodo dando forma al universo concebido por su compañero. Ambos forman un equipo perfectamente cohesionado, como si se tratara de dos autores que han colaborado juntos repetidas veces a lo largo de los años.




Por lo demás, destacar que la historia expuesta en el primer volumen sigue su curso: el Plutoniano, superhéroe reconvertido en supervillano, vuelve a demostrar mediante actos delictivos de control de información y de violencia extrema que es el hombre más poderoso del universo, mientras sus antiguos compañeros del supergrupo El Paradigma intentarán pararle los pies. Incluso uno de ellos tiene un as guardado en la manga... pero para descubrir quién y cuál es tendrán que leer el cómic.




Dejamos para el final el volumen editado más recientemente, pero que incluye un material más lejano en el tiempo: nos referimos a The Maxx, la creación más personal y celebrada de Sam Kieth. Este segundo tomo, de un total de tres -ojo, que el último ya está en la calle-, incluye los números 14 a 27 de la serie original, un considerable puñado de comic books que vieron la luz por vez primera a mediados de los años 90.




Imagino que por aquel entonces, y digo imagino porque durante aquellos años un servidor se mantuvo algo alejado de la actualidad comiquera, una serie como The Maxx supondría un auténtico oasis en mitad de la ordinariez que imperó en Marvel y DC, no digamos ya la mediocridad que se publicaba bajo el sello Image, al que en principio pertenece la presente obra.




Decimos en principio porque, aunque en efecto las andanzas de Maxx, Julie y Sarah se circunscriben dentro de la continuidad del Universo Image, poco o nada afectan los acontecimientos genéricos que acontecieran en este a un relato que continuamente hace gala de una libertad sin parangón por parte de su máximo responsable, casi único en su tarea aunque cuente con la colaboración puntual de sus colegas William Messner-Loebs (su compañero en Epicuro el Sabio) y Alan Moore en los guiones.




Dicha libertad se manifiesta no solo en el relato propiamente dicho -una historia superheroica solo en su epidermis, mucho más una fábula perversa de tintes psicoanalíticos y freudianos acerca de la identidad, los traumas infantiles y el peso del pasado-, sino también en el apartado gráfico, caracterizado por un trazo violento, una composición de páginas (solo aparentemente) caótica y un color de fuerza exultante que firma el veterano Steve Oliff, ya por aquel entonces muy curtido en estos menesteres (y se nota).




Por todo ello, ya lo dijimos al comentar el primer volumen y volvemos a subrayarlo ahora, The Maxx es una serie que merece muy mucho la pena, y que ya puede conseguirse completa en esta edición de lujo... aunque el comentario de la tercera y última entrega lo dejaremos para otro día.


Título: Echo (Vol. 2)
Autor: Terry Moore (guión y dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: abril de 2011
218 páginas (b/n) - 16 €


Título: Irredeemable n.º 2
Autores: Mark Waid (guión) / Peter Krause (dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: abril de 2011
112 páginas (color) - 13 €


Título: The Maxx (Vol. 2)
Autores: S. Kieth & W. Messner-Loebs & A. Moore (guión) / Sam Kieth (dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: junio de 2011
320 páginas (color) - 26 €

domingo, 28 de agosto de 2011

La TV del futuro inmediato

Seguimos hablando de la pequeña pantalla, puesto que desde hace ya un tiempo, la televisión ha dejado de ser la caja tonta, y por tanto tampoco es ya la hermana pequeña del cine: el interés que despiertan las series supera a veces el de los estrenos cinematográficos más esperados de la temporada, y ya es habitual contar con carteles que avanzan las series que están por llegar, como estas que siguen... Son cuatro series cuyos carteles nos han llamado la atención: tres novedades... y un regreso muy esperado...








sábado, 27 de agosto de 2011

Las recomendaciones del sábado



Cómic:
LA PRÓRROGA
Jean-Pierre Gibrat
(Norma, 2011)

Julien deserta del ejército y regresa a su pueblo natal; el destino querrá que le den por muerto, pero se verá obligado a esconderse en una casa deshabitada en donde se convertirá en testigo de la vida de los habitantes de la villa... Este relato ambientado en Francia durante la II Guerra Mundial es tanto una narración costumbrista como una historia de amor; y siendo la obra más celebrada del también autor de Mattéo, merecía una edición de lujo como la presente. Un cómic ideal para regalar hasta a los que no leen cómics.




Libro:
LA TRANSFORMACIÓN Y OTROS RELATOS
Franz Kafka
(Cátedra, 2011)

"Cuando Gregor Samsa se despertó una mañana después de unos sueños intranquilos, se encontró en su cama convertido en un monstruoso bicho"... Así comienza uno de los relatos más perturbadores, también de los más conseguidos, de la literatura universal; una narración que aquí siempre se tituló "La metamorfosis", pero para el que hoy los expertos prefieren esta nueva traducción. Se le llame de una forma u otra, esta edición supone una oportunidad excelente para releer, no digamos ya descubrir, a Kafka. Un volumen, que incluye otros textos indispensables como "En la colonia penitenciaria" o "Un médico rural", imprescindible en cualquier biblioteca.


(De: El Periódico de Villena, n.º 286, 26-VIII-2011).

viernes, 26 de agosto de 2011

La guerra de los mundos se emite por TV

Aunque su primera temporada no ha resultado todo lo satisfactoria que debiera, muchos guardan esperanzas de cara a la segunda, y la cadena Cuatro la anuncia como uno de los platos fuertes de la reentrada tras el verano. Hablamos, claro, de Falling Skies.

Y si se trata de hablar de ciencia ficción televisiva reciente también hay que recurrir al caso de The Event. De ambas series, de Orson Welles, Steven Spielberg y J. J. Abrams, hablamos en la columna de Abandonad toda esperanza de hoy:



Noah Wyle encabeza el reparto de Falling Skies


(+) Previously on Abandonad toda esperanza, otras invasiones alienígenas:
- Breeders
- Dark Angel (Ángel de la muerte)
- Invasión
- Invasión a la Tierra
- Munchies
- Skyline
- V

jueves, 25 de agosto de 2011

¿Portada o cubierta?

Casi todo el mundo las llama portadas; en cambio, los especialistas en edición suelen preferir cubiertas. Según la Real Academia Española, ambas son acepciones correctas para designar la parte delantera de un libro visible cuando este está cerrado. Veanse ambas definiciones recogidas en el DRAE:





portada.
(De puerta).
[...]
2. f. Primera plana de los libros impresos, en que figuran el título del libro, el nombre del autor y el lugar y año de la impresión.
[...]
4. f. Cubierta delantera de un libro o de cualquier otra publicación o escrito. Diseñador de portadas.




cubierta.
(De cubierto).
[...]
3. f. Parte exterior delantera que cubre los pliegos de un libro y que suele reproducir los datos de la portada.
4. f. Cada una de las partes, anterior y posterior, que cubre los pliegos de un libro. U. m. en pl.




Un servidor prefiere cubierta, término mucho más concreto y específico, para diferenciarlo de portada, que también es la primera página interior en la que aparecen los datos más importantes de la obra: título, autor, y normalmente también el lugar y año de impresión. Esto se debe a que portada es un término que serviría para designar a ambos elementos mientras que cubierta solo valdría para el concepto que nos ocupa.




Sea como fuere, los aficionados al diseño gráfico de cubiertas (o portadas) cuentan con una web de visita obligada: The Book Cover Archive. De dicha página, que contiene toda una galería de cubiertas (o portadas) donde figura el nombre del autor de los diseños de todas ellas, hemos extraído las imágenes que acompañan a estas líneas. Pasen y vean, que para leer ya habrá tiempo.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Cecil y Jordan en Nueva York: Slices of Lives



A la británica aunque afincada en Nueva York Gabrielle Bell la descubrimos gracias a su novela gráfica Afortunada, que en España editó La Cúpula allá por el verano de 2008. En esta narración explícitamente autobiográfica, y gracias a la cual Bell se convertía en uno de los nombres del slice of life contemporáneo a seguir con atención, la autora se retrataba como protagonista de su propia obra, narrando las peripecias cotidianas de una dibujante de cómics veinteañera en el barrio de Brooklyn donde reside.




Frente al largo recorrido de dicha obra, de extensión considerable, esta misma editorial nos concede ahora la oportunidad de bucear en la faceta de autora de historias breves de Bell con la antología Cecil y Jordan en Nueva York, que recoge once relatos aparecidos originariamente en diversas publicaciones, algunas tan reconocidas como Mome, The Comics Journal Special Edition o Drawn & Quarterly Showcase. Las historias aquí recogidas son, además de la que da título al volumen, "No siento nada", "El año de la arahuana", "Una tarde", "Felix", "Robot DJ", "Mi dolencia", "Campamento de verano", "Pégame", "Gabrielle Tercera" y "Helpless".




Decir que he disfrutado menos con este volumen que con la citada Afortunada me parecería injusto para con una obra como la presente, que sin lugar a dudas merece llegar a su público -de ahí que pese a haber aparecido publicada en el ya lejano mes de febrero, la recuperemos ahora en este comentario-, y sobre todo habida cuenta de que en este caso son las filias particulares del lector -prefiero de lejos las narraciones más extensas que las antologías de relatos breves- las que determinan poderosamente el enjuiciamiento de una obra.


Gabrielle Bell


Mi gusto particular no quita que sepa apreciar y disfrute de algunas de las historias aquí recogidas, particularmente de la primera, que da título al libro, y donde la autora nos hace partícipes de su libertad como narradora: bajo un título tan prosaico como "Cecil y Jordan en Nueva York" -relato que el realizador Michel Gondry (Rebobine, por favor) adaptó al cine en su episodio de la película colectiva Tokyo!- se esconde una historia donde el elemento de lo fantástico surge de la manera más inesperada, logrando que se acepte como verosímil: se trata de la historia de Cecil, la novia de un director de cine independiente (el Jordan del título, por supuesto), que un día cualquiera se transforma en... mejor dejamos que cada lector lo descubra por sí mismo.




Otros relatos particularmente conseguidos del volumen son "No siento nada", a partir de la muy particular relación ocasional que se establece entre dos vecinos -él propietario de un bar de moda, ella dependienta de un videoclub- que no están hechos precisamente el uno para el otro, y que vagan no se sabe muy bien en busca de qué o quién; "Una tarde", según un relato de Kate Chopin, que arranca cuando una joven recibe la (supuestamente fatal) noticia de que su pareja ha muerto en un accidente de avión; o dos historias como "Campamento de verano" y "Pégame", en las que Gabrielle Bell vuelve a retratarse a sí misma, aquí en sus años de infancia y adolescencia.




Curiosamente, algunas de las historias menos interesantes son aquellas que cuentan directamente (o así se presupone) episodios reales de la vida de la autora: dejando aparte las dos citadas arriba, "Mi dolencia" o "Gabrielle Tercera" no se cuentan entre lo más interesante de la obra. Una obra, por otro lado y como decíamos antes, que no merece pasar desapercibida. Y si la leen y les gusta, harían bien en recuperar Afortunada, donde Gabrielle Bell da el do de pecho... al menos para los que nos gustan más las narraciones de cierta extensión.


Título: Cecil y Jordan en Nueva York
Autor: Gabrielle Bell (guión y dibujo)
Editorial: La Cúpula
Fecha de edición: febrero de 2011
160 páginas (b/n y color) - 20 €

martes, 23 de agosto de 2011

RIP: Raoul Ruiz (1941-2011)

De forma totalmente inesperada -no se tenía constancia de que padeciera ninguna enfermedad grave, ni su edad era lo suficientemente avanzada como para que a nadie le cogiera por sorpresa su desaparición-, hace unos días fallecía el director de cine Raoul Ruiz debido a una infección pulmonar. De nombre auténtico Raúl Ruiz, este cineasta chileno estaba afincado en Francia desde hacía varias décadas, y era más conocido internacionalmente como Raoul Ruiz, que era tal y como firmaba sus últimas películas... todas ellas de una u otra forma ejemplos paradigmáticos de lo que podríamos llamar "cine de autor": trabajos personales, no siempre comprendidos, pero de interés para los festivales especializados y la cinefilia de todo el mundo.


Raoul Ruiz


Raoul Ruiz trabajó para muy variadas filmografías, como las de Bélgica, Canadá o Estados Unidos, pero el grueso de su carrera lo desarrolló en su Chile natal, en Portugal y muy especialmente en Francia, el país al que se exilia tras el golpe militar de 1973, donde pasaría buena parte de su vida adulta y donde finalmente le llegaría la muerte. Autor nada menos que de 114 películas, entre largos, medios y cortometrajes, debutó tras las cámaras en 1963, pero sería cuatro años más tarde cuando filma su primer largo: El tango del viudo. Esta sería la primera de las doce películas que firmará con el nombre de "Raúl Ruiz" hasta 1978.


Un joven Raúl Ruiz en el rodaje de Tres tristes tigres


Al año siguiente realiza su primer largometraje de producción enteramente francesa y que llama la atención de los amantes del cine de autor más radical: Hipótesis del cuadro robado. Después vendrían filmes como Les trois couronnes du matelot, Point de fuite, Dans un miroir, Mémoire des apparences o Allegoria, con las que empieza a construir una filmografía en la que la confusión entre realidad e imaginación, que deviene en aparición de una atmósfera onírica, será un tema muy recurrente.


Hipótesis del cuadro robado, su revelación internacional


En 1992 estrenará uno de sus trabajos más celebrados: L'oeil qui ment. Coproducida por Francia y Portugal, y protagonizada por el célebre actor británico John Hurt (Los crímenes de Oxford), la cinta recorre festivales de todo el mundo y vuelve a poner el nombre de Raoul Ruiz junto a los de Peter Greenaway o Todd Haynes como los cineastas de vanguardia a seguir con atención.




Cuatro años más tarde realiza Tres vidas y una sola muerte, otra reflexión sobre el poder de la fabulación que pese a tratarse de un trabajo personalísimo logra estrenarse en España gracias al protagonismo absoluto de un inconmensurable Marcello Mastroianni y a la marcada presencia de un elemento no siempre presente en su obra como es el humor. Este rasgo vuelve a aparecer en su siguiente trabajo, Genealogías de un crimen, donde Ruiz trabaja con dos actores emblemáticos de su admirado Luis Buñuel: las veteranas estrellas del cine galo Catherine Deneuve y Michel Piccoli.


Mastroianni ofrece un recital interpretativo
en su colaboración con Ruiz


En 1998 Ruiz se propone lo imposible: realizar un film comercial y por tanto de aspecto más convencional, pero sin perder de vista los temas que le interesan. El resultado es Shattered Image, un thriller coproducido por Estados Unidos, Canadá y Reino Unido que en España se tituló absurdamente como En brazos de mi asesino. El film, protagonizado por William Baldwin y Anne Parillaud, es un trabajo fallido del realizador, y demuestra lo complicado de sus pretensiones.




Pese a entender el cine como un instrumento de expresión personal, Ruiz no le hizo ascos a adaptar textos ajenos, por lo general nada menos que clásicos de la literatura: en Bérénice llevó a la gran pantalla una obra teatral de Jean Racine, con Les âmes fortes adapta una novela de Jean Giono, se atrevió con Shakespeare en Richard III, y también con el mismísimo y para muchos inadaptable Marcel Proust en El tiempo recobrado, adaptación del último libro del ciclo En busca del tiempo perdido y para la que contó con un cuarteto de protagonistas estelar: Catherine Deneuve, Emmanuelle Béart, Vincent Perez y John Malkovich.


Acompañado por Catherine Deneuve y Emmanuelle Béart
en el Festival de Cannes (1999)


Ya en el siglo XXI, Ruiz sigue trabajando incansablemente, y prácticamente estrena una nueva película cada año... pero dado lo arriesgado de sus propuestas, se trata de cintas que no llegan a estrenarse en nuestro país, con la excepción de La comedia de la inocencia -protagonizada por Isabelle Huppert (Borrachera de poder), Jeanne Balibar (La duquesa de Langeais) y Charles Berling- y Klimt, un biopic del célebre pintor encarnado por el mencionado Malkovich.




También logra estrenarse en España la que queda como su última película completada por él mismo: la monumental Misterios de Lisboa. Creada para contar con dos versiones, una miniserie televisiva de seis episodios y otra montada para la exhibición en cines... de nada menos que 272 minutos de duración. Pese a ello, se convierte en un éxito inesperado en los circuitos de cine en versión original, quizá ayudado por la Concha de Plata al Mejor Director recibida en el pasado Festival de San Sebastián.


Misterios de Lisboa: una película-río que queda
como el testamento de su autor


Tras su fallecimiento, y como prueba de lo prolífico e inabarcable de su creación, Ruiz deja sin acabar dos trabajos más: la producción chilena La noche de enfrente y la portuguesa As Linhas de Torres, supuestamente un film bélico para el que iba a contar de nuevo con John Malkovich, y donde aparecerían también Léa Seydoux (Midnight in Paris) y Mathieu Amalric (La escafandra y la mariposa); un film que todavía estaba en preproducción y que suponemos nunca llegaremos a ver... al menos filmado por Raoul Ruiz.


Raoul Ruiz: un cineasta inclasificable


Raúl Ernesto Ruiz Pino, llamado Raúl Ruiz o Raoul Ruiz, nació en 25 de julio de 1941 en Puerto Montt, Chile, y falleció en 19 de agosto de 2011 en París, Francia. Tenía por tanto 70 años. Descanse en paz.


(+) Le cinéma de Raoul Ruiz

lunes, 22 de agosto de 2011

4 Warren Ellis 4



Que el británico Warren Ellis es, además de uno de los guionistas de cómics más interesantes de la actualidad, también uno de los más prolíficos, y que, gracias a ello y a que su obra se nos antoja -como mínimo- siempre interesante, tiene una presencia más que habitual en este vuestro blog, es algo de lo que deja constancia el listado de links que cierra la presente nota. Pero por si todavía quedaba alguna duda, Norma Editorial acaba de editar Wild Works, de Warren Ellis, un volumen que recopila nada menos que cuatro miniseries de tres entregas cada una, todas ellas creadas por el autor y publicadas por vez primera en el año 2003. Desde luego, a prolífico no le ganaba (ni le sigue ganando) nadie...




El volumen se abre con Mek, que vio la luz en febrero y marzo de aquel año, donde Ellis lleva de la mano al lector a un futuro impreciso pero que se intuye inquietantemente cercano, y en el que las mejoras cibernéticas están a la orden del día. Tanto es así que Ellis establece un paralelismo entre estas prótesis artificiales y el consumo de drogas: así, la generalización de su uso ha traído consigo una economía sumergida y un mercado de "mek chungo", esto es, artefactos conseguidos de forma ilegal. Esta es la realidad a la que debe enfrentarse Sarissa Leon, la protagonista del relato, activista del movimiento mek y de los derechos de aquellos que usan estas prótesis artificiales, que regresa de Washington a las calles donde vivió en el pasado para investigar el brutal asesinato de su ex novio...




De nuevo estamos ante una mezcla de géneros, la ciencia ficción (o si se quiere, el fantástico en general) y el género negro, muy querido por Ellis (patente sobre todo en esa obra tan recomendable que es Desolation Jones). También con un relato de protagonismo femenino, algo que lejos de ser puntual se repite bastante en la producción del autor: recordemos títulos como Anna Mercury, Down o Tokyo Storm Warning (esta última, recopilada en el presente tomo). A destacar, del apartado gráfico que corre a cargo del dibujante Steve Rolston, el entintador Al Gordon y el colorista David Baron, que el estilo del dibujante inaugural de Queen & Country, de línea clara y acabado suave, se contrapone aparentemente al mundo oscuro y claustrofóbico que nos muestra Ellis, dando pie a un resultado final de indudable atractivo.




Todavía más interesante se nos antoja Reload, publicada entre mayo y septiembre de 2003, y posiblemente la más redonda de las cuatro series que incluye este Wild Works. En esta ocasión sale a relucir la vertiente más política del guionista inglés: el relato, también ligeramente futurista ("Dentro de diez años", nos avisa el primer cartel de la obra), arranca nada menos que con el asesinato del Presidente de los Estados Unidos, con un parecido más que ligero a Richard Nixon, durante un acto público a manos de una francotiradora. El agente del Servicio Secreto Chris Royal se convertirá en testigo ocular del crimen y de la criminal, para luego pasar a descubrir los hilos secretos que mueven el poder desde la Casa Blanca, y que pretenden encubrir el crimen e inculpar a una cabeza de turco recién sacada de un sanatorio mental...




Poco más se puede decir sin desvelar las sorpresas que esconde el relato de Ellis. Pero sí cabe señalar que al espléndido resultado final de Reload no es ajeno, ni mucho menos, el arte de un clásico contemporáneo como Paul Gulacy, que aquí cuenta con el apoyo de Jimmy Palmiotti a las tintas y Guy Major al color. Gulacy, al que los aficionados más veteranos recordarán sobre todo por su asociación con el guionista Doug Moench tanto en Marvel (la mítica Shang Chi, Master of Kung Fu) como en DC (la miniserie de ambientación postapocalíptica Slash Maraud), y uno de esos autores adelantados a su época, se muestra por tanto perfectamente adaptado y sin esfuerzo al dinamismo de las composiciones de página del tebeo actual, y la plasmación en viñetas del relato de Ellis adquiere una fuerza y una energía espectaculares.




Esa fuerza y esa energía son los elementos que le faltan a Tokyo Storm Warning, la siguiente serie recopilada en Wild Works y con diferencia la menos interesante. Publicada entre agosto y diciembre de 2003, se trata de una historia que arranca en 1945, con la explosión de la bomba atómica de Hiroshima -a Ellis suele gustarle ubicar sus historias en el continuo temporal mediante alguna que otra referencia histórica-, para luego pasar a un presente alternativo: es agosto de 2003, sí, pero en las calles de Tokio van a enfrentarse robots gigantescos y criaturas surgidas de la peor pesadilla inimaginable; los primeros, por cierto, muy parecidos a los Transformers, pero cuyo funcionamiento (son pilotados por un humano experto en estas lides) es un claro homenaje a los mechas en general y a Mazinger Z en particular.




Las ilustraciones del presente título, a cargo de James Raiz y Carlos D'Anda, con la colaboración de Andrew Currie y Trevor Scott a las tintas, pretenden ser espectaculares a fuerza de grandes viñetas y numerosas splash pages, pero finalmente se muestran más estáticas y menos poderosas de lo que deberían... aunque el acabado, desde un punto de vista meramente técnico, sea impecable. Si a esto añadimos que como homenaje a la cultura de entretenimiento nipona, con Godzilla y el citado Mazinger Z a la cabeza, Ellis lo hizo muchísimo mejor en el primer volumen de su Planetary, poco queda por añadir al respecto.




Sin llegar a las excelencias de Reload, la miniserie Two-Step aumenta en interés y permite que la lectura de Wild Works se termine con buen sabor de boca. Editada por vez primera entre diciembre de 2003 y julio de 2004, se trata de una de las obras más canallas y divertidas de Ellis: de nuevo estamos ante un relato de corte cyberpunk, a pesar de estar ambientado en un Londres de 2001 aparentemente salido de una película de Bollywood. En la capital inglesa, el Gran Hermano orwelliano está muy presente: todo se ve, todo se graba. El azar querrá que coincidan en un par de ocasiones la pizpireta y deslenguada Rosi Blades, que registra en modo "point of view" todo lo que se cruza en su camino para su página de Internet, y Tony Ling, que se describe a sí mismo como un "pistolero zen". Ambos se verán inmersos conjuntamente, al principio en contra de su voluntad, en una trepidante persecución alrededor de una codiciada "picha muy muy grande" (sic)...




Aunque se trata, indudablemente, de una historia menor y sin demasiadas ambiciones, Two-Step funciona a la perfección como relato humorístico gracias a los diálogos chispeantes concebidos por Ellis y al buen hacer a los lápices de Amanda Conner, a la que después hemos visto destacar en las páginas de Power Girl, brillantemente subrayada por las tintas de Jimmy Palmiotti, que repite con Ellis tras Reload y con Conner tras The Pro, y sobre todo por el color de un Paul Mounts acertadísimo. Una obra muy divertida, pues, que cierra Wild Works como lo que es: una(s) obra(s) menor(es) en la producción de Ellis, pero que no merece ser leída solamente por completistas de su obra, pues se trata de un divertimento muy digno en el peor de los casos, y un relato lúcido sobre nuestro tiempo en el mejor. Puro Warren Ellis, a fin de cuentas.


Título: Wild Works, de Warren Ellis
Autores: Warren Ellis (guión) / Varios autores (dibujo)
Editorial: Norma Editorial
Fecha de edición: junio de 2011
288 páginas (color) - 26 €



Warren Ellis, con cara de pocos amigos


(+) Previously on Abandonad toda esperanza, Warren Ellis:
- Anna Mercury
- Black Gas
- Black Summer
- Desolation Jones
- Doktor Sleepless
- Down
- Fell
- Global Frequency
- Hellblazer
- No Hero
- Ocean
- Planetary
- Planetary: Mundos cruzados
- RED
- The Authority
- Transmetropolitan
* Plus: Camino tortuoso [novela]

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