Abandonad toda esperanza

miércoles, 10 de octubre de 2012

El guionista es la estrella (y 2): Scott Snyder




Cuando hace unos días comentamos en este vuestro blog un par de cómics escritos por Joshua Hale Fialkov -concretamente, Tumor y Yo, vampiro-, dijimos que este guionista no era el único en destacar últimamente en la profesión, sino que estaba acompañado por otro nombre más que hace apenas unos pocos años era un absoluto desconocido y hoy es ya uno de los guionistas hot del panorama mainstream, más incluso que el propio Fialkov: nos referimos, claro, a Scott Snyder.




Por supuesto, la serie que ha puesto el nombre de Snyder entre los escritores de cómics más aplaudidos de los últimos meses ha sido la nueva serie regular de Batman, publicada como los títulos que hoy nos ocupan por ECC Ediciones y en la que el guionista está haciendo un trabajo que ha satisfecho a (casi) todo el mundo. También ha destacado en dos miniseries tan interesantes como Puertas de Gotham (esta también protagonizada por el Hombre Murciélago) y Severed (un relato independiente de terror), pero la obra en la que un servidor pudo leer algo suyo por vez primera fue American Vampire, que en su día empezó a publicar Planeta y que con la pérdida de los derechos en favor de ECC se ha visto continuada por esta última editorial.




Precisamente un spin off de esta colección es el título que nos ocupa ahora: American Vampire: Selección natural. Dibujada por el siempre excelente Sean Murphy -aquellos que hayan leído Joe el Bárbaro o Hellblazer: Ciudad de demonios ya sabrán que estamos hablando de un dibujante espléndido a la vez que personal-, en esta miniserie de cinco entregas de Vertigo, el relato de la colección principal vuelve a dar un salto temporal y se ubica en la II Guerra Mundial.




En esta ocasión, el vampiro protagonista de American Vampire, Skinner Sweet, es una sombra amenazante en segundo término: los verdaderos personajes centrales del relato son Felicia Book y Cash McCogan, dos agentes de una organización secreta demoninada Vasallos del Lucero del Alba que lucha contra los chupadores de sangre desde tiempos inmemoriales. El devenir vital de ambos está íntimamente unido al citado primer homo abominum americana: el padre de Felicia, Jim, fue asesinado por Sweet, y su madre Abilena ha dedicado toda su vida a perseguir al asesino de su esposo, de igual modo a como su hija hace ahora. Por su parte, el hijo de Cash fue contaminado por sangre vampírica, y su padre ansía encontrar una cura para el bebé.




Precisamente en busca de esta hipotética medicina que sería capaz de erradicar el vampirismo de la superficie del planeta, Felicia y Cash partirán hacia la Alemania nazi en busca de Erik Pavel, un botánico rumano que podría haber encontrado dicha fórmula milagrosa. Pero al llegar allí se encontrarán con que las cosas no son tal y como esperaban, y la figura del vampiro podría ser el arma secreta que tanto ansiaba encontrar el III Reich...




Snyder, en colaboración con Murphy, nos ofrece aquí un relato que mezcla con acierto aventuras y terror en un marco histórico, y para cuya elaboración ambos, cada uno en lo relativo a su disciplina, se ha debido documentar pertinentemente como muestra de la seriedad con la que ambos encaran su proyecto en común. En lo relativo al guionista, y como afirma Enrique Ríos en su texto a modo de epílogo, "Mientras otros autores incluirían chupasangres nazis porque es divertido, Snyder lo hace porque existe un paralelismo entre el nazismo y el sentimiento vampírico de raza suprema".




Efectivamente, nada en American Vampire: Selección natural es gratuito: todo tiene su razón de ser y aparece en función de dibujar unos personajes creíbles más allá de los factores sobrenaturales del relato y de construir una historia donde la progresión argumental discurra con aparente naturalidad. Todo ello sin que en ningún momento deje de ser un espléndido tebeo de evasión que abraza el género, los géneros en los que se inscribe, con admirable respeto.




Para respeto, el que debió sentir Snyder en el momento en que tomó las riendas de la nueva colección de La Cosa del Pantano dentro del Nuevo Universo DC, y de la que ya podemos leer los primeros números recogidos en la presente entrega. Y es que se trata de una cabecera y un personaje que desde que fuera creado por Len Wein y Bernie Wrightson ha pasado por las manos más respetadas (¡hasta Neil Gaiman le dedicó alguna historia!) en diversas encarnaciones hasta llegar a nuestros días.




Entre todas ellas, por supuesto, están las manos de Alan Moore, que hizo de su etapa en la serie una de sus más grandes obras maestras, a la vez que un título capital en la historia de DC Comics y en la forja de los cimientos de ese gran edificio que luego fue la línea Vertigo. Sobre dicha etapa, dicho sea de paso editada en tres volúmenes de lujo por Planeta y ECC, volveremos en breve en este vuestro blog.




Pero centrémonos ahora en el rol de Swamp Thing en este nuevo Universo DC, del que En busca de la Cosa del Pantano fue ya un interesante prólogo, y donde Alec Holland va a volver a jugar un papel fundamental: recientemente resucitado, se va a ver obligado a tomar una decisión vital entre volverse a unir al Elemental del Verde para convertirse de nuevo en la Cosa del Pantano (lo que supondría la pérdida de su humanidad) o negarse a ello (y perecer por tanto junto al resto del universo, que se enfrenta a una nueva amenaza global).




Para plasmar esta idea, Snyder (en colaboración con los dibujantes Yanick Paquette, Víctor Ibáñez y Marco Rudy) construye una historia de terror que arranca con un fenómeno aparentemente natural pero sin explicación racional alguna: miles de animales caen muertos en masa como si fuesen presas de una plaga bíblica... Los cadáveres de los pájaros inundan las calles de Metrópolis, al igual que ocurre con los murciélagos que habitaban en la Batcueva en Gotham o los peces que flotan en el agua del océano, ante la asombrada mirada de tres grandes héroes: Superman, Batman y Aquaman. Precisamente será el Hombre de Acero el encargado de encontrar a un Alec Holland reconvertido en obrero de la construcción en Luisiana...




El resultado -al menos en lo que se ha podido leer hasta ahora aquí- es un estupendo tebeo de terror moderno que remite a la celebérrima etapa de Alan Moore sin insultar su memoria, tanto en la naturaleza del relato como incluso en la concepción visual de algunas páginas (esas splash pages dobles que en el fondo albergan viñetas no cuadriculadas...): no en vano se homenajea con la mención de los nombres de sus autores -los dibujantes Bissette y Totleben, por ejemplo, además de los fundacionales Wein y Wrightson- en los carteles de comercios y vehículos... Pero el presente cómic también recuerda a otras obras que tanto deben al Swamp Thing de Moore y compañía, como las etapas dedicadas por Jamie Delano y, ahora, por Jeff Lemire, en la colección de un personaje íntimamente unido a este Elemental: Buddy Baker, alias Animal Man. Todos ellos son buenos ejemplos de lo que significa La Cosa del Pantano de Alan Moore, una obra de la que La Cosa del Pantano de Scott Snyder es, insistimos que al menos por el momento, una digna heredera.


Título: American Vampire: Selección natural
Autores: Scott Snyder (guion) / Sean Murphy (dibujo)
Editorial: ECC
Fecha de edición: mayo de 2012
112 pp. (color) - 13,50 €

Título: La Cosa del Pantano n.º 1
Autores: Scott Snyder (guion) / Varios autores (dibujo)
Editorial: ECC
Fecha de edición: julio de 2012
96 pp. (color) - 8,95 €

1 comentario:

linux dijo...
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